En medio del pantano político que es el actual Congreso peruano, una sola bancada ha mantenido una postura firme e inquebrantable contra el gobierno de Dina Boluarte: Perú Libre. Los datos son contundentes y desmienten la narrativa promovida por medios y políticos afines al establishment.
Mientras la llamada «izquierda caviar» juega a la ambigüedad y se enreda en debates estériles, Perú Libre ha votado a favor del 92% de las mociones para fiscalizar al gobierno de Boluarte, acumulando 566 votos que confirman su posición como única oposición verdadera.
El caso de las mociones de vacancia es aún más revelador: Perú Libre apoyó el 100% de los intentos de destituir a quien consideran una traidora al proyecto político que la llevó al poder. No es casualidad que Dina Boluarte fuera expulsada de las filas de Perú Libre apenas demostró su disposición a pactar con la derecha.

Mientras tanto, bancadas que se autodenominan progresistas diluyen su supuesta oposición con abstenciones estratégicas o ausencias convenientes. La «izquierda caviar», cómoda en sus espacios académicos y ONG, prefiere criticar a Perú Libre antes que enfrentar realmente al gobierno que protege los intereses de Acuña y Fujimori.
Los números desmienten el relato mediático: en las interpelaciones ministeriales, Perú Libre votó a favor el 94% de las veces (419 votos), mientras que otras bancadas supuestamente de izquierda mostraban posturas erráticas.

Lo que la prensa tradicional oculta es que el actual gobierno no representa a la izquierda peruana, sino a la gran burguesía comercial representada por César Acuña (APP) y la familia Fujimori. Boluarte, lejos de ser una continuación del proyecto inicial de Pedro Castillo, representa la traición consumada a las clases trabajadoras que votaron por un cambio real.
La lucha de clases se refleja claramente en el parlamento: mientras la oligarquía financiera y comercial protege a su gobierno títere mediante el blindaje sistemático (APP con 80% de votos a favor del gobierno), Perú Libre defiende consecuentemente los intereses populares que otros dicen representar solo en el discurso.

La próxima vez que la «izquierda caviar» pretenda dar lecciones de coherencia, que revise primero las votaciones en el Congreso. Los números hablan por sí solos: hay quienes hacen oposición verdadera y quienes solo la simulan.
