Impulsado por los congresistas Waldemar Cerrón y Segundo Montalvo (Perú Libre), el «ciclo cero» elimina barreras económicas en el ingreso universitario, replicando modelos inclusivos de Iberoamérica. Una victoria para los jóvenes de bajos recursos históricamente excluidos.
La reciente aprobación del «ciclo cero» como única modalidad de ingreso a las universidades peruanas marca un hito en la lucha por la equidad educativa. Inspirado en sistemas como los de Argentina y Uruguay —donde no existen exámenes de admisión excluyentes—, este proyecto prioriza el acceso democrático sobre los filtros económicos. Mientras las críticas se centran en la autonomía universitaria, sus defensores destacan que, por fin, los jóvenes de bajos recursos tendrán una oportunidad real.
Una puerta abierta para los olvidados
El «ciclo cero» elimina las barreras económicas que históricamente han dejado fuera a los estudiantes de familias humildes. Según datos del INEI, solo el 18% de jóvenes peruanos de escasos recursos logra ingresar a la universidad, frente al 62% de aquellos con mayores ingresos. La razón: los altos costos de las academias preuniversitarias y los exámenes de admisión, que pueden superar los S/3,000 en universidades nacionales.
Con este nuevo sistema, bastará un pago único de S/267.50 (5% de una UIT) y un promedio mínimo de 13 para acceder a una vacante. «Esto no es regalar el ingreso, es dar una oportunidad a quienes nunca la tuvieron», defendió el congresista Waldemar Cerrón.
El ejemplo latinoamericano: Argentina y Uruguay
El proyecto sigue el modelo de países como Argentina y Uruguay, donde no existen exámenes de admisión y la universidad pública es gratuita y de acceso irrestricto. En Argentina, por ejemplo, cualquier estudiante que complete la secundaria puede matricularse en carreras universitarias sin pruebas eliminatorias.
Los resultados:
- Argentina tiene una de las tasas de matriculación universitaria más altas de la región (48% de jóvenes entre 18-24 años).
- Uruguay destina el 6% de su PBI a educación, garantizando calidad sin exclusiones.
«Si ellos pueden, ¿por qué Perú no? Este es el primer paso para construir un sistema verdaderamente inclusivo», argumentó el congresista Segundo Montalvo.
¿Por qué es una oportunidad para los más pobres?
- Rompe el monopolio de las academias → Muchos jóvenes no ingresan por no poder pagar preparación costosa.
- Reduce la deserción escolar → Al saber que no necesitan S/3,000 para un examen, más estudiantes terminarán el colegio.
- Incentiva el esfuerzo continuo → El promedio de 13 asegura que solo pasen quienes demuestren constancia.
«En los conos de Lima, hay talento que nunca llega a la universidad por falta de dinero. Esto cambia las reglas del juego», señaló Rosa López, dirigente de la Federación de Estudiantes del Perú (FEP).
Las críticas: ¿Autonomía o resistencia al cambio?
Algunos rectores y expertos tachan el proyecto de «inconstitucional», pero olvidan que la autonomía universitaria no puede ser un privilegio para mantener sistemas elitistas. En Argentina, las universidades también son autónomas, pero su prioridad es el acceso popular.
«Hablan de autonomía, pero no dicen que hoy esa ‘autonomía’ solo beneficia a quienes pueden pagar academias. El ‘ciclo cero’ devuelve la universidad al pueblo», respondió el líder estudiantil Marco Rivera.
Un debate necesario
El «ciclo cero» no es perfecto, pero es un avance hacia la justicia educativa. Si países como Argentina y Uruguay han demostrado que es posible una universidad masiva y de calidad, ¿por qué Perú insiste en mantener un sistema que excluye a los pobres?
El Pleno del Congreso tiene ahora la oportunidad de hacer historia. La pregunta es: ¿estarán del lado de las mayorías o de los privilegios de siempre?