Héctor Trujillo Ramírez, Wilber La Torre Silva y Jesús Espinosa se iniciaron desde abajo en la pollería y hoy cada uno lideran en su área
Si bien el pollo a la brasa es Patrimonio Cultural de la Nación, una marca que se ha esmerado por llevar bien en alto lo que realmente significa este rico plato en la mesa es sin duda el restaurante “Las Canastas”, que figura en la lista del ranking de las mejores pollerías del Perú de los premios Summun y celebra 38 años llevando “el sabor de los buenos momentos”.
Cuando Miguel Castillo fundó su primer local en una cochera de la avenida Habich, del populoso distrito de San Martín de Porres, nunca imaginó del gran éxito que lograría con el sabor único de su pollo. Y, gracias a su empresa ha logrado cambiar la vida de muchos peruanos como Héctor Trujillo Ramírez, Wilber La Torre Silva y Jesús Espinosa, quienes comenzaron desde abajo y hoy son todos unos experto en el rubro.
Trujillo Ramírez tiene más de 27 años en el restaurante, comenzó lavando platos y trapeando pisos. Luego, preparando aderezos, pelando papas y cortando verduras. Es ancashino y llegó a Lima con grandes ilusiones que lo llevaron a emprender esta aventura culinaria que le ha dado grandes satisfacciones. Hoy es maestro parrillero y hornero en un local que le brinda estabilidad y todas las capacitaciones para seguir creciendo en uno de sus locales ubicados en Miraflores.
“Aprendí gracias a mis compañeros, me enseñaron a preparar parrillas, hornear. Somos una gran familia y he logrado sacar adelante a los míos. Me inicié en el local de San Martin de Porres, luego en Magdalena y ahora estoy en Miraflores, he visto crecer esta empresa y me llena de orgullo”, indica Trujillo.
Wilder La Torre Silva llegó de Cajamarca en busca de un futuro mejor y tras 24 años de laborar en “Las Canastas” se siente más que satisfecho en su crecimiento laboral. “Antes de trabajar acá estaba en el rubro de distribución de bebidas, tuve la suerte que algunos familiares me recomendaran para ingresar. Entré como mozo y ahora soy jefe de salón, la empresa siempre nos está evaluando y capacitando. He aprendido mucho y eso es bueno, porque permite seguir mejorando”, comenta.
Jesús Espinoza tiene diez años en el restaurante, entró por casualidad cuando un amigo suyo le pidió apoyar en el valet parking. Siempre tuvo el gusto por la cocina y llegar a la pollería fue el primer paso en su oficio, sus ganas por aprender hicieron que se traslade como ayudante de cocina, supervisor y hoy es maestro parrillero.
“Se me capacitó en el local de Habich, siempre me encantó el mundo de la parrilla, he aprendido de mis compañeros, nunca hubo egoísmos y gracias a estos grandes maestros he podido crecer en la cocina. Realmente acá se vive el calor familiar”, agrega Espinoza.
HISTORIA DE ÉXITO
Y si bien, hacer empresa no es fácil en el Perú, Miguel Castillo lo logró. “Las Canastas” actualmente cuentan con una red de 10 locales distribuidos estratégicamente en diversas ciudades de Perú y de éstas, tres son franquicias. “Al celebrar nuestros 38 años, miramos hacia atrás con gratitud por la oportunidad de haber superado desafíos y de haber crecido junto con nuestra comunidad. El mundo empresarial está en constante cambio, y si uno inicia un negocio tiene que estar dispuesto a adaptarte, es esencial para la supervivencia. No temas cometer errores; aprende de ellos y utilizarlos como oportunidades para crecer y mejorar”, aconseja el experimentado empresario.