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El Balance de la APEC: Puertas al mundo, deudas con el país

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Por: Luis Ernesto Flores Reátegui, abogado constitucionalista


La reciente cumbre de APEC dejó un balance económico indudablemente positivo para el Perú. Reunir a líderes de las 21 economías más importantes del mundo —que juntas representan el 60% del PBI mundial— reafirma nuestra posición como un actor clave en la región del Pacífico. En este contexto, el inicio de operaciones del puerto de Chancay es un hito estratégico. Este megaproyecto no solo refuerza nuestra conectividad comercial, sino que también nos consolida como un nodo logístico de relevancia en el comercio internacional.
La presencia de líderes como el presidente de EE.UU., China y los primeros ministros de Japón, Australia y Canadá ratifica nuestra capacidad de generar confianza en un entorno global competitivo. A través de APEC, se abren nuevas oportunidades para consolidar nuestros tratados de libre comercio, promover la exportación de productos no tradicionales y reducir barreras paraarancelarias.
Sin embargo, estas luces no deben deslumbrarnos al punto de ignorar las sombras que enfrenta el país. Mientras los acuerdos comerciales prometen beneficios a largo plazo, la realidad diaria de los peruanos está marcada por una crisis de inseguridad y desgobierno. La ola de violencia, con índices alarmantes de homicidios, es un recordatorio de la fragilidad de nuestras instituciones.
Este Gobierno ha demostrado su incapacidad para enfrentar este problema, mientras está enfocado en sus agendas particulares, que, en el bienestar ciudadano, creando una desconexión peligrosa entre los logros internacionales y las demandas internas. Si bien es cierto que eventos como APEC posicionan al Perú en el mapa global, no deben ser usados como una cortina de humo para ocultar la desesperación de quienes viven en un país donde la inseguridad crece y la gobernabilidad tambalea.
El desafío está en equilibrar la proyección internacional con la atención a los problemas estructurales. Solo así, el Perú podrá aprovechar estas oportunidades sin descuidar las necesidades de su población.