La sombra del ex Decano César Bazán Naveda sigue acechando al Colegio de Abogados de Lima (CAL), dejando una estela de ruina y devastación que ha llevado a nuestra institución a la peor crisis financiera de su historia. Bajo su caótica gestión, el CAL ha quedado en ruinas, con una deuda asombrosa que asciende a la alarmante suma de S/. 21’875,012.73 (Veintiún millones ochocientos setenta y cinco mil doce con 73/100 nuevos soles) en la Caja de Previsión Social del Abogado. Esta cifra no es más que el reflejo del desastre económico dejado por Bazán Naveda y sus secuaces, quienes lo han apoyado y encubierto en cada uno de sus nefastos movimientos.
El colapso financiero del CAL está marcado por actos de irresponsabilidad y corrupción. Bazán Naveda, en un acto de desfachatez sin precedentes, decidió adquirir un inmueble en la av. Santa Cruz N° 254-258 en San Isidro por la exorbitante suma de S/. 9’805,805.37 soles. Sin embargo, lo que siguió fue aún más escandaloso: se destinó S/. 210,042.87 soles para un proyecto arquitectónico que resultó en bocetos inútiles, desechados por la Municipalidad de San Isidro. Pero la historia no termina ahí. El inmueble fue luego demolido, y se gastaron S/. 46,239.13 soles adicionales en este acto de destrucción sin sentido. Hoy, ese lugar es un terreno baldío, un monumento a la incompetencia y la corrupción de Bazán Naveda, con sus elementos saqueados y su destino final desconocido.
Pero la incompetencia y el abuso no se detienen ahí. La gestión de Bazán Naveda llevó a la imposición de dos multas monumentales de hasta 200 UIT, equivalentes a S/. 1’030,000.00 soles, por parte de la Municipalidad de San Isidro. Todo esto mientras se utilizaban fondos previsionales, que según el estatuto, deberían ser intocables. Esta es solo una muestra más del manejo irresponsable y la falta de transparencia que han caracterizado su administración.
A esto se suman las sanciones impuestas por SUNAFIL, que alcanzan la impactante cifra de S/. 1’408,882.11 soles, lo que ha resultado en la retención de fondos en cuentas. Los contratos de dudosa procedencia, el manejo torcido de los recursos y las adquisiciones absurdas son solo la punta del iceberg en este mar de corrupción, todo ello debidamente documentado en actas notariales.
César Bazán Naveda no solo destruyó la estabilidad económica del Colegio de Abogados de Lima; ha mancillado su integridad y ha traicionado la confianza de los agremiados. Su legado es un símbolo de lo que nunca debe repetirse en nuestra institución, y es hora de que se haga justicia por el daño irreparable que ha causado.
