Por: Luis Ernesto Flores Reátegui, abogado constitucionalista
El pragmatismo emerge como una solución viable para afrontar los retos más urgentes de Perú. Nos enfrentamos a problemas como la inseguridad, la crisis económica, la pobreza y el desorden vehicular, que demandan respuestas rápidas y eficaces que trasciendan las divisiones ideológicas. Optar por un enfoque pragmático implica enfocarnos en estrategias que han demostrado ser efectivas, basándonos en evidencias y resultados, en vez de aferrarnos a dogmas que pueden resultar obsoletos o ineficientes.
La política pragmática se caracteriza por su flexibilidad y adaptabilidad. Los políticos deben anteponer el bienestar de sus ciudadanos a sus propias convicciones. El liberalismo se alinea perfectamente con este pragmatismo político. Una perspectiva liberal que valore la libertad individual y el libre mercado puede convivir con un pragmatismo orientado hacia la obtención de resultados específicos y tangibles. Esta amalgama puede impulsar políticas económicas que estimulen el crecimiento y la inversión, al tiempo que implementa acciones inmediatas y efectivas para mejorar la seguridad y disminuir la pobreza.
La adopción de políticas pragmáticas no debe obviar la planificación a largo plazo. Las soluciones inmediatas deben enmarcarse dentro de un plan de desarrollo sostenible que garantice un progreso constante. Las políticas de Estado deben diseñarse con el objetivo de proporcionar estabilidad y crecimiento, adaptándose de manera continua a las circunstancias cambiantes y a las necesidades emergentes.
Un enfoque pragmático, sustentado en la evidencia y los resultados, y complementado con los principios del liberalismo, puede trazar un camino firme hacia el desarrollo y la estabilidad de Perú. Al diseñar políticas de gobierno con un sentido pragmático, debemos tener siempre presente la necesidad de asegurar un futuro estable y próspero para todos los peruanos, edificando sobre cimientos sólidos y ajustados a nuestra realidad.
Es momento de que la política peruana se despoje de las cadenas ideológicas y adopte un pragmatismo efectivo. La combinación de pragmatismo y un liberalismo adaptado a nuestras circunstancias puede ser la llave para solucionar los problemas más urgentes de Perú, trazando un camino definido hacia un futuro más seguro y próspero para todos.