Era el partido para no fallar y lo hizo, como en la Europa League ante Atalanta de Italia y como contra Crystal Palace en Premier, y el título que verdaderamente anhelaban los “reds” se está escapando de las manos, en esa sensación de impotencia y desconcierto tan difícil de explicar en una de las mejores nóminas del viejo continente.
Perdió y perdió bien, con justicia. Liverpool cayó en el derbi por 2-0 contra un Everton atrevido, cerebral y astuto para capitalizar las carencias que ahora todos reconocen en los de Klopp y explotan a placer.
Las fallas defensivas, que no son nuevas, fueron un lastre demasiado pesado, en un ataque con Núñez y Díaz y Salah que volvió a ser inofensivo y predecible y que facilitó la victoria de los ‘toffees’, que celebran Arsenal y Manchester City a rabiar.
Allison Becker salvaba de puro reflejo una opción más a los 16 en el mano a mano con Calvert-Lewin pero ya no tendría mucho que hacer a los 27, cuando los errores defensivos rojos volvieron, entró solo Brainthwaite y venció al portero sin mayor oposición.
Y se puso peor porque, en vez de rematar la primera parte con ocasiones claras de empate, era el Everton el que se metía con coraje en el juego y a los 58 ampliaba la ventaja a 2-0, con una llegada limpia, sin sombra de Alexander-Arnold por ninguna parte, para que Calvert-Lewin celebrara a rabiar.
Ahora la Premier League se aleja tal vez de manera definitiva: Liverpool tiene 77 puntos, dos menos que Arsenal, que sí ganó, y solo uno más que Manchester City, pero con dos partidos menos los ‘ciudadanos’. Parece haberse despedido Liverpool de la Premier con la que querían despedir al técnico Klopp. Salvo una debacle, todo parece indicar que sí..