En Otro Lenguaje
Por: Jaime Asián Domínguez (*)
Cierta vez, en los albores de mi carrera, el irrepetible director de Expreso, Manuel D´Ornellas, me comisionó ver el show del humorista argentino Vinko, en un café-teatro de Miraflores, y publicar la nota en el diario Extra, que por esos días estaba bajo la vigilancia editorial del también notable periodista Mario Miglio.
Ya en el recinto, rojo de cabo a rabo, accedí a un espectáculo de grueso calibre, casi 100% coprolálico, pero finalmente enriquecedor para entender un formato artístico que en aquellos años tenía mucho quórum. Y el reportaje, con el aval del “doctor”, salió con todo su recutecu; no me guardé nada de nada.
Les cuento esto porque, desde entonces, se me quedó la manía de acudir a eventos de humor y he sido caserito de las presentaciones de todos nuestros graciosos, pero en especial de las de Carlos Álvarez. Y es que los chistosos e imitadores, como él, editorializan la realidad mejor que cualquier analista político y, cuando actúan fuera de un set de televisión, se despabilan y son el acabose.
Creo que fue el propio Vinko quien rotuló una de sus obras como “Erecciones Municipales”, aprovechando la coyuntura. En esos recintos nocturnos, de humores y sudores, estaba y aún persiste la calle y la sagacidad que tanto se necesitan, por ejemplo, para titular un periódico y dejar de ser un palomilla de ventana o un director de escritorio.
Si, como dicen, Carlos Álvarez está en el bolo de un grupo de empresarios para proponerlo como candidato presidencial en 2026, en el entendido de que hay espacio para un outsider, nosotros -con todo lo que hemos visto y escuchado- podemos refrendar que, por lo menos, tiene más materia gris que l@s viejos conocidos y que cualquier espécimen del actual Congreso. El tiempo lo dirá.