*EN OTRO LENGUAJE*
Jaime Asián Domínguez
Periodista
@jaimeasian
“Asu mare” alega la calle cuando, por ejemplo, el Congreso de la República, con plata de todos los peruanos, regala billeteras Renzo Costa (no del Mercado Indio, claro que no, fúchila) a las “madres de la patria”, entre ellas algunas “mochasueldos” a sola firma, de un cada vez más despintado José Williams.
Según la extinta Martha Hildebrandt, esta frase le causaba mucha gracia, pese a que va contra toda regla gramatical española, porque implica “Pasu madre” y “¡Pasu madre!” (o sea Para su madre) ha clamado también la población luego de enterarse que el Parlamento Nacional cogió 35 millones de soles y los repartió en bonos de S/ 9900 entre sus 3600 trabajadores. ¿A razón de qué? Simplemente porque le dio la gana.
¿Y quién no ha exclamado “¡Madre mía!” frente a tantos feminicidios, homicidios, secuestros, extorsiones y robos que asolan al Perú? Esa pregunta ni se pregunta, Rayovac es la pila. Ollanta Humala le tiene pavor y pierde energía con esta frase. ¿O “Mamma mia”, la expresión italiana, ante las millonarias coimas de Odebrecht a buena parte de la clase política, incluyendo expresidentes como el “sano y sagrado” Alejandro Toledo?
“¡Mi Madre!” va en el mismo sentido y calza perfectamente con el cuajo de Pedro Castillo cuando sale a decir: “No me levanté en armas, el día del mensaje (del golpe de Estado) ni siquiera tenía un cortador de uñas en mi mano”. Ciertamente, hizo falta que se cortara las uñas que ya parecían garras.
“Por mi madre” resulta una salida de emergencia a la que siempre apela nuestra idiosincrasia y, el que diga que nunca la utilizó, es tan pinocho como Vizcarra. Y el juramento mayor, a veces de desesperación, es “Por mi santa madrecita”.
Qué duda cabe de que nuestras autoridades, por lo general, son un desmadre, con el perdón de las mamitas, que ayer celebraron su día, y tanto rollo tuvo el único pretexto de rendirles pleitesía.
Escrito está que “Dios no podía estar en todas partes a la vez. Por eso creó a las madres”.