Lechuceros

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    Los “lechuceros”, son los dueños de la noche: combis, couster, camiones, camionetas, triciclos y demás, que circulan de noche sin luces, con los vidrios rotos, parachoques caídos y, además, con papeletas sin pagar, con deudas que superan largamente el valor del vehículo.

    Para cualquiera que transite de noche por nuestra ciudad, le será muy fácil el comprobar la ausencia de policías (y de cualquier autoridad).  Acostumbrados, como o estamos, a hacer lo que nos venga en gana incluso delante de la autoridad, de noche no solo no reparamos en su ausencia, sino que, además, acentuamos nuestro comportamiento anómico.

    Algunas estadísticas nos informan acerca del comportamiento de los choferes en el tránsito (¿solo de día o también de noche?). Quien quiera que sea el que estudie esta situación se supone que lo hace para tomar algunas medidas correctivas. Pero resulta que no es así porque si así fuera no existirían “los lechuceros”, los dueños de la noche: combis, couster, camiones, camionetas, triciclos y demás, circulan de noche sin luces, con los vidrios rotos, parachoques caídos y circulan además con papeletas sin pagar (con deudas que superan largamente el valor del vehículo) ¿Y la autoridad? ¿Municipio o ministerio? Nadie la asume y así los lechuceros se adueñan de la noche. 

    Peatones y pasajeros llegan a sus casas (si es que llegan), acumulando maltratos en el transporte y sorteando asaltos en su caminar ¿Qué hacer? Bueno pues, aparte de identificar y contar lechuceros, yo me entretengo en jugar con el celular, averiguando por la placa, la deuda que por papeletas tienen estos ciudadanos sin idea de lo que es ciudadanía, tampoco la tienen muy clara las autoridades, aunque se disculpen por violar el reglamento de tránsito, las muchas veces que son protagonistas de estas violaciones y consiguen sus 5 minutos de publicidad televisiva. Reconozco que mi entretenimiento no resulta útil para nada y menos para eliminar el problema, sin embargo, se me ocurren algunas medidas mínimas como un 24 x 24 en las casetas de peaje para retener al costado de la vía y luego trasladar al depósito a los infractores (24 x 24, no por una semana sino hasta reducir a casi nada a los lechuceros). También ubicar sus guaridas (cocheras, terminales, paraderos, etcétera), y de allí, in situ, proceder a requisarlos. Quizás a nuestro ilustre Congreso (donde es seguro que también tengamos violadores de las reglas de tránsito), se le ocurra dictar alguna norma que acabe de una vez por todas con este problema. En fin, soñar no cuesta nada, mientras tanto sigamos conviviendo con los lechuceros, los que quizás algún día sean reconocidos como patrimonio cultural.