El expresidente que renunció en desgracia por el escándalo Kenjivideos vuelve a la política mientras la Fiscalía le pide 35 años de prisión por lavado de activos en el caso Westfield Capital.
Kuczynski encabeza la lista al Senado de la alianza Fuerza y Libertad para 2026. Critica la calidad del Congreso pero pretende integrarlo como investigado. Se afilió a Fuerza Moderna en julio tras siete años fuera de la política activa.
Pedro Pablo Kuczynski regresa a la política como precandidato al Senado por Lima. La alianza Fuerza y Libertad —integrada por Fuerza Moderna y Batalla Perú— oficializó su lista para las elecciones primarias de 2026, encabezada por Fiorella Molinelli como precandidata presidencial. PPK, de 87 años, reaparece tras años de silencio político y mientras enfrenta juicio por presunto lavado de activos en el caso Westfield Capital. La Fiscalía pide 35 años de prisión para él y su exsocio Gerardo Sepúlveda por pagos vinculados a Odebrecht.
EL RETORNO DEL
FUGITIVO POLÍTICO
Pedro Pablo Kuczynski vuelve al ruedo político. A los 87 años encabeza la lista por Lima de Fuerza y Libertad, la coalición que une a Fuerza Moderna y Batalla Perú. Fiorella Molinelli lidera la fórmula presidencial junto a Gilbert Violeta y María Pariona Oré como vicepresidentes. PPK no busca la presidencia, pero intenta volver al Congreso que él mismo cuestiona.
Su retorno revive un pasado marcado por escándalos. En marzo de 2018 renunció a la presidencia acorralado por los Kenjivideos, que mostraron a su entorno negociando votos para evitar su vacancia. “La calidad del Congreso ha sido terrible, todos debemos mejorar”, dijo recientemente, sin reconocer su propia responsabilidad en la degradación política que critica.
EL JUICIO QUE
NO IMPORTA
El exmandatario enfrenta un proceso judicial por lavado de activos. La Fiscalía lo acusa de haber recibido 782 mil dólares de Odebrecht a través de Westfield Capital, su empresa de asesorías. Alega que los pagos fueron legales, pero los fiscales sostienen que se trató de sobornos encubiertos. El juicio avanza con lentitud mientras él insiste en que puede ejercer cargos públicos. PPK busca retornar a la vida política como si el proceso penal fuera un asunto menor. La contradicción es evidente: critica a los políticos investigados, pero él mismo afronta una acusación severa.
La candidatura del exmandatario se presenta como un intento de limpiar su imagen pública antes de un posible fallo judicial.
EL EXPERTO EN
SEÑALAR AJENOS
Aun bajo investigación, Kuczynski comenta las aspiraciones de otros políticos. Cuestionó la candidatura de Martín Vizcarra con Perú Primero, pese a que su propio retorno vulnera el sentido ético del servicio público. “Es una decisión que se deberá ventilar en los tribunales”, opinó, sin notar la ironía de sus palabras.
También habló de la migración venezolana, defendiendo su decisión de abrir las fronteras durante su gobierno. Admitió que esa política pudo contribuir al incremento de la delincuencia, aunque evitó asumir responsabilidad por la falta de medidas de integración.
Culpa a los migrantes, pero no a su gestión desorganizada.
LA ALIANZA DE
LOS NÁUFRAGOS
Fuerza y Libertad es una coalición sin base territorial ni representación congresal. Su mayor carta es el nombre de PPK, pese al desgaste y rechazo que genera. Molinelli lidera la propuesta presidencial con un discurso de renovación que contrasta con la presencia de un expresidente investigado por corrupción. El proyecto intenta resucitar figuras políticas en declive. PPK simboliza el pasado que se niega a retirarse. Gobernó menos de dos años, marcado por la indecisión, los cambios de ministros y los conflictos con el Congreso. Su regreso no despierta entusiasmo ciudadano, sino desconfianza ante otro intento de reciclar viejos liderazgos.
EL TECNÓCRATA SIN
VERGÜENZA
Kuczynski construyó su imagen como tecnócrata eficiente, ministro de Economía y premier antes de ser presidente. Sin embargo, su gestión reveló desconexión con la realidad política y terminó envuelta en corrupción. Gobernó como consultor, sin visión ética ni capacidad de negociación, hasta ser arrastrado por los escándalos.
Ahora vuelve con el mismo discurso de experiencia y técnica. Habla de eficiencia mientras olvida los errores que lo llevaron a la caída. Su candidatura al Senado es un ejercicio de memoria selectiva y oportunismo político. Apuesta a que la edad despierte simpatía y el tiempo borre su pasado judicial.
El cinismo como programa político
PPK postula al Senado mientras lo juzgan por corrupción. Pide 35 años de prisión la Fiscalía y él quiere legislar. Renunció en desgracia en 2018 pero ahora se presenta como salvador del Congreso. Critica a Martín Vizcarra por burlar su inhabilitación cuando él mismo escapó de la vacancia renunciando. Habla de mejorar la política desde una posición judicial comprometida. Su candidatura insulta a quienes exigen dignidad en la función pública. Es el tecnócrata que confunde experiencia con impunidad. El político que no entiende cuándo retirarse. A los 87 años no busca servir al país. Busca una tribuna para lavar su imagen mientras enfrenta acusaciones de lavado de activos. La ironía es perfecta. PPK representa todo lo que está mal en la política peruana: viejos rostros que vuelven
sin autocrítica, investigados que postulan sin vergüenza, políticos que creen que el poder es un derecho adquirido. Su retorno no es valentía. Es obstinación senil. Es la incapacidad de aceptar que su ciclo terminó en el peor escándalo de compra de votos documentado en video. El Perú no necesita a PPK en el Senado. Necesita que los políticos
investigados enfrenten sus juicios en silencio y dejen de contaminar la política con su presencia.
DATOS: PEDRO PABLO Kuczynski tiene 87 años y postula al Senado por Lima con la alianza Fuerza y Libertad. Se afilió a Fuerza Moderna en julio de 2025. Renunció a la presidencia
en marzo de 2018 tras el escándalo Kenjivideos. Enfrenta juicio por lavado de activos en el caso Westfield Capital. La Fiscalía pidió 35 años de prisión contra él y su exsocio Gerardo Sepúlveda por recibir pagos de Odebrecht. Declaró que quiere mejorar la calidad del Congreso peruano.



