Con tan solo 15 años, combina su pasión por la escritura, la robótica y los caballos de carrera, inspirado en la memoria de su padre.
La creatividad no tiene edad, y prueba de ello es la historia de un joven escritor argentino que, a pocos meses de cumplir 16 años, ya tiene dos libros en su haber y un poemario en camino. Su segundo título, Las aventuras de San 2, reúne 85 capítulos cortos que siguen una línea narrativa marcada por la amistad, la ternura y los mensajes constructivos.
La vocación por escribir nació a los 7 años, pero se consolidó un año más tarde, cuando, observando a su gato Cach concentrado en una paloma en el balcón, sintió el impulso de narrar lo que veía. Desde entonces, la escritura se convirtió en una aventura constante que lo acompañó en su crecimiento.
En Las aventuras de San 2, el autor reconoce que el capítulo más difícil de escribir fue la carta de San a su madre, inspirada en la relación cercana que mantiene con ella. En contraste, el más divertido fue el cumpleaños del zorro, acompañado de entrañables personajes como la chinchilla Juanita, su hijo Vikingo y una comida improvisada en una lata de picadillo, mezcla de humor y ternura.
El joven escritor combina su formación en una escuela técnica con el estudio de robótica, sin dejar de lado el sueño de convertirse en entrenador de caballos de carrera, tal como lo fue su padre, a quien perdió a los 11 años. “No fue fácil vivir sin él, no lo es. No pude salvarlo, pero quizás a mi mamá pueda hacerlo”, confiesa, conmovido, al explicar también su interés por la medicina.
Mirando al futuro, planea presentar su poemario junto con Las aventuras de San 2 en la Feria del Libro 2026, cuando cumpla 18 años. “Espero que mi historia sea de fortaleza para muchos chicos y chicas. Les digo que no pierdan las ganas de escribir, que aunque no puedan publicar todavía, sigan creando. Los sueños se cumplen”, asegura.
Con imaginación, perseverancia y el legado de su padre como guía, este joven autor sigue demostrando que los grandes sueños comienzan con una hoja en blanco y la decisión de nunca dejar de escribir.
