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El nuevo reto empresarial: así construyen cultura las empresas con equipos distribuidos

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Las reglas del juego cambiaron. En un entorno donde los equipos ya no comparten todos los días el mismo espacio físico, construir cultura organizacional se ha convertido en uno de los mayores desafíos para las empresas. No se trata únicamente de tecnología, sino de diseñar entornos —digitales y presenciales— que refuercen los valores, promuevan la colaboración y mantengan viva la identidad de marca.

“Los espacios físicos siguen siendo relevantes, incluso para quienes operan bajo un modelo remoto o híbrido. Tener un lugar donde los equipos puedan encontrarse, colaborar y proyectar su cultura hace una gran diferencia en la conexión emocional con la organización”, explica Claudio Hidalgo, presidente de WeWork Latinoamérica.

Según el ejecutivo, las oficinas flexibles cumplen un rol estratégico porque ofrecen puntos de encuentro sin necesidad de contar con un local fijo o sobredimensionado. “Muchas empresas nos buscan porque tienen talento distribuido en distintas ciudades o porque trabajan con modelos rotativos. Para ellas, la prioridad no es tener escritorios asignados, sino espacios que refuercen la experiencia del equipo”, agrega.

Casos globales: de Red Hat a Sendle

A nivel internacional, Red Hat, empresa de soluciones open source del grupo IBM, ha integrado espacios de WeWork en distintas regiones para sostener una cultura colaborativa y ágil, sin depender de una única sede.

Otro ejemplo es Sendle, startup australiana de logística sostenible, que apuesta por una red de espacios de trabajo distribuidos. A través de WeWork, sus equipos se reúnen estratégicamente en ciudades como Sídney o Seattle, reforzando la cultura sin necesidad de una oficina permanente.

Estrategias para construir cultura en equipos distribuidos

De acuerdo con Hidalgo, construir cultura en entornos híbridos o remotos no depende de la cantidad de días en oficina, sino de la intención detrás de cada experiencia. “Lo importante es conectar emocionalmente, más allá del canal o la ubicación. Las empresas con culturas sólidas son intencionales en cómo comunican, celebran y colaboran”, señala.

Algunas prácticas clave incluyen:

  • Dinámicas compartidas: check-ins semanales o espacios sociales virtuales.
  • Encuentros presenciales con propósito: reuniones estratégicas más allá del cumplimiento.
  • Cultura visible en todos los formatos: desde comunicación interna hasta ambientación física.
  • Colaboración intencional: diseño de espacios que fomenten el intercambio de ideas.
  • Escucha activa: encuestas y feedback continuo para ajustar dinámicas.

Aunque el trabajo remoto sigue en expansión, las empresas más adaptables reconocen que la cultura organizacional necesita anclajes claros. WeWork ha identificado que aquellas organizaciones que combinan flexibilidad con intención logran mantener equipos más comprometidos, sin importar dónde se encuentren.

“Hoy, la oficina no es solo un espacio operativo, es una herramienta cultural. Y como tal, debe estar alineada con lo que la organización quiere transmitir”, concluye Hidalgo.