El Papa León XIV, en un acto de profunda firmeza moral, intercedió directamente ante el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para exigir un alto el fuego inmediato y el fin de la guerra en Gaza. Su Santidad, desde su residencia estival en Castel Gandolfo, hizo esta valiente petición apenas un día después del brutal bombardeo que devastó la única parroquia católica de la Franja de Gaza, un refugio que albergaba a cientos de civiles.
La increible y burda excusa de Israel
El ataque a la Iglesia de la Sagrada Familia no fue un incidente menor; fue un acto atroz que cobró la vida de tres personas y dejó a varias heridas, algunas de gravedad, incluyendo al párroco Gabriele Romanelli, con quien el Papa Francisco mantenía un contacto diario. La Santa Sede, informó que el Papa León XIV renovó su llamado a la acción negociadora y expresó su profunda preocupación por la dramática situación humanitaria en Gaza. Él lo dejó claro: «cuyo precio desgarrador lo pagan especialmente los niños, los ancianos y los enfermos».
Mientras la comunidad internacional condenaba unánimemente esta barbarie, la respuesta de Netanyahu fue tan cínica como predecible. El primer ministro israelí se limitó a lamentar que una «munición perdida» del Ejército israelí impactara en la iglesia, asegurando que «cada vida inocente perdida es una tragedia». Esta declaración, que llegó sospechosamente solo después de una conversación con el presidente estadounidense Donald Trump, suena a una justificación vacía para eludir la responsabilidad. ¿Cómo puede una «munición perdida» impactar con tal precisión en un lugar sagrado que servía de refugio? La retórica israelí se desmorona ante la evidencia de su constante desprecio por los principios humanitarios.
Liderazgo y solidaridad: La Iglesia en primera línea
Frente a la brutalidad de la guerra, la Iglesia Católica, bajo el liderazgo del Papa León XIV, ha demostrado una solidaridad inquebrantable. Mientras el Papa elevaba su voz al más alto nivel político, los dos más altos dignatarios cristianos de Jerusalén, el patriarca latino católico Pierbattista Pizzaballa y su homólogo ortodoxo griego, Teófilo III, viajaron a Gaza. Encabezan una delegación eclesiástica para brindar apoyo directo a los cristianos de Gaza. Este acto de valentía y cercanía contrasta con la calculada indiferencia de aquellos que perpetúan el conflicto.
El Papa León XIV no solo está alzando su voz, sino que está movilizando a toda la Iglesia en una demostración palpable de que la fe se traduce en acción humanitaria y un compromiso incansable con la paz, incluso ante la adversidad y la falta de empatía de quienes ostentan el poder militar.