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Derrame de petróleo en Talara afecta turismo y clases escolares

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El nuevo derrame de petróleo en Piura generó daños ambientales, económicos y sociales en Lobitos, pese a que Petroperú afirma haber limpiado el 95 % del área.

Un derrame de petróleo ocurrido la tarde del lunes 7 de julio en el distrito de Lobitos, provincia de Talara (Piura), ha provocado serias afectaciones ambientales, la suspensión de clases escolares y un fuerte impacto al turismo local. La emergencia fue atribuida preliminarmente a la manipulación de una válvula del pozo 383, del Lote VI, operado por Petroperú. Sin embargo, vecinos y autoridades locales rechazan esa versión y denuncian negligencia por parte de la petrolera estatal.

Según el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), el derrame generó un daño evidente al componente suelo en una franja de aproximadamente 500 metros lineales. La zona contaminada se extiende desde Punta Lobos B hasta Las Capullanas, área clave para la actividad turística en el litoral de Talara. Equipos de OEFA supervisan la implementación del Plan de Contingencia y las medidas de limpieza ejecutadas por Petroperú, que asegura haber avanzado en un 95 % la descontaminación del área para el martes 8 de julio.

Gases obligan a suspender clases

La situación ambiental también obligó a suspender clases en dos colegios cercanos al área afectada, entre ellos el colegio José Pardo y Barreda. Según el alcalde de Lobitos, Ricardo Bancayan, los gases emanados por el crudo afectaron a los estudiantes, quienes se encontraban a escasos tres minutos del foco del derrame.

Esta institución educativa ya se encontraba en emergencia ambiental desde mayo de 2023, por la presencia de hidrocarburos en su infraestructura. La directora, Janira Palacios, denunció que los alumnos vienen recibiendo clases en condiciones de hacinamiento y en espacios improvisados sin las condiciones mínimas para el aprendizaje. “Pedimos que se construya una nueva institución”, exigió.

Denuncias y contradicciones

Mientras Petroperú acusa a pobladores de impedir el ingreso de maquinaria especializada, testigos aseguran que trabajadores de la empresa intentaron enterrar el petróleo contaminado con maquinaria pesada y que no brindaron información a los vecinos ni a la prensa. “Los que manipulan son ellos mismos”, declaró el alcalde Bancayan, descartando cualquier sabotaje por parte de la comunidad.

La defensora ambiental Sonia Bayona también denunció el daño a la fauna silvestre, específicamente al cortarrama peruano, ave endémica y en peligro de extinción que habita en el bosque seco de Lobitos. “Nos dijeron que solo eran 40 barriles de agua. Miren su ‘agua’”, reclamó, mostrando imágenes del crudo visible en la zona.

Turismo y pasivos ambientales

El impacto del derrame va más allá del daño ecológico inmediato. Patricia Abanto, presidenta de la asociación de operadores turísticos, advirtió que este nuevo episodio podría arruinar otra temporada de verano en Lobitos, golpeando a una población cuya economía depende principalmente del turismo y la pesca artesanal. “Vivimos del turismo y seguimos pagando las consecuencias. Las pérdidas ascienden a cerca de 50 millones de soles”, indicó.

La crisis por la explotación petrolera en Talara no es nueva. Más de 13,000 habitantes viven sobre zonas contaminadas con pozos abandonados sin sellamiento adecuado. En sectores como Villa Hermosa, unas 50 viviendas se encuentran en situación de alta vulnerabilidad ambiental, mientras 4,000 viviendas más enfrentan riesgos sanitarios por pasivos ambientales.

OEFA continúa evaluación

El OEFA ha asegurado que continuará con la supervisión del incidente y que emitirá informes públicos sobre la situación. La entidad recalcó que su labor es asegurar que las empresas cumplan con sus obligaciones ambientales y prevenir que incidentes como este se repitan.

Mientras tanto, las comunidades de Lobitos y Talara reclaman respuestas concretas, acciones inmediatas y justicia ambiental frente a un modelo extractivo que sigue generando daños irreparables en sus territorios y modos de vida.