FAP sostiene que el asiento eyectable funcionaba, pero abogado de la familia apunta a posible fallo que impidió salvar la vida de la piloto.
Tras 16 días de intensa búsqueda, la tarde del jueves 5 de junio se encontró el cuerpo de la alférez Ashley Vargas Mendoza en el mar de Paracas, cerca de Punta Otuma. La joven piloto desapareció el 20 de mayo mientras realizaba su cuarto vuelo en solitario a bordo de una aeronave de instrucción KT-1P. La Fuerza Aérea del Perú (FAP) afirma que el avión y el sistema de eyección estaban en buen estado, pero el abogado de la familia de la alférez cuestiona que el mecanismo no funcionó y exige que se esclarezca si una falla técnica pudo impedirle eyectarse y salvar la vida.
Controversia por el sistema de eyección
El abogado de la familia, José Ocampo, señaló que el asiento eyectable “no se habría producido” debido a una presunta falla en los pirocartuchos, que son los explosivos encargados de activar el sistema. “Ashley no habría eyectado”, afirmó.
En respuesta, el comandante general de la FAP, Carlos Chávez Cateriano, sostuvo en conferencia de prensa que el sistema “estaba en perfectas condiciones” y que requiere una acción voluntaria del piloto. “El piloto debe jalar una argolla entre sus rodillas para activar la secuencia. El asiento no se activa solo”, explicó. Añadió que los pirocartuchos estaban vigentes hasta diciembre de 2025 y que el mantenimiento de la aeronave estaba al día.
Aclaró que ambos asientos fueron encontrados con el paracaídas abierto, aunque lo atribuyó a la fuerza del impacto. “No puedo asegurar si se activó el sistema de eyección. Con el impacto, los velámenes se desplegaron porque el contenedor se rompió”, dijo. También pidió no especular: “No sigamos diciendo de una probable falla del asiento de eyección, porque no lo sabemos”.
¿Falla eléctrica en la base?
Días antes del vuelo, Ashley grabó un video donde mencionaba que la base aérea no tenía energía eléctrica y que tuvo que ir a una cafetería a cargar sus equipos. “Mañana es mi último vuelo como alumna piloto. Lo que pasa es que en la base estamos sin luz”, se le escucha decir.
Chávez Cateriano reconoció esa falla en la subestación, pero aseguró que fue resuelta antes del vuelo, que ocurrió durante el día. “La torre de Corpac no tuvo ninguna falla de energía eléctrica”, aclaró. También precisó que el control aéreo en la base está bajo responsabilidad de Corpac (Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial).
Investigación pendiente
El comandante no descartó una posible falla técnica en la aeronave, aunque dijo que no había evidencia de ello. “No puedo asegurar que no haya ninguna probabilidad. Todos los sistemas mecánicos pueden fallar”, afirmó. Pidió esperar los resultados de la junta de investigación para no generar falsas expectativas en la familia: “Cuando empezamos a elucubrar teorías, lo único que creamos es desinformación”.
La FAP sostiene que el asiento contaba con todos los elementos para garantizar la supervivencia: paracaídas, balsa, kit de auxilio y víveres. La familia exige transparencia. La investigación determinará si se trató de un error humano, una falla técnica o una combinación de ambos factores.
Una piloto destacada
Ashley Vargas tenía 24 años y estaba a punto de graduarse como piloto militar. La FAP destacó su rendimiento académico: ocupó el séptimo lugar entre 19 cadetes y contaba con 174.4 horas de vuelo. En 2022, recibió la Espada de Oro como cadete, entregada por la presidenta Dina Boluarte.
El vuelo del 20 de mayo era el último antes de obtener su graduación oficial. Sin embargo, la aeronave KT-1P N° 446 que piloteaba cayó al mar y no hubo rastros de ella hasta el hallazgo reciente de su cuerpo y el asiento eyectable, ambos con el paracaídas desplegado.