El economista Hernando de Soto acusa al partido de usar su imagen sin concretar promesas, mientras la dirigencia insiste en que debía someterse a elecciones internas según la ley electoral
Hernando de Soto anunció este miércoles su renuncia al partido Progresemos, acusando a su presidente, Paul Jaimes Blanco, de incumplir un acuerdo que lo designaría como candidato presidencial para las elecciones de 2026. El economista denunció que, pese a usar su imagen en campañas publicitarias, el partido no implementó lo pactado y afilió a «personajes con antecedentes judiciales cuestionables». Jaimes respondió que, por ley, las candidaturas deben definirse en elecciones internas, no por acuerdos privados.
El acuerdo incumplido: ¿promesa o malentendido?
Hernando De Soto asegura que el 10 de julio de 2024 firmó un documento con Jaimes donde se le prometía la candidatura presidencial y el control de la Comisión Política del partido. «Transcurridos 10 meses, nada se ha hecho para implementar lo acordado», declaró en su comunicado de renuncia. Criticó además la inclusión de figuras polémicas en el partido y el uso de su imagen en pintas y paneles sin avance real en su postulación.
Jaimes, sin embargo, desmintió que existiera un acuerdo vinculante. Calificó el documento como un «preacuerdo» sujeto a ajustes legales, pues la normativa exige elecciones internas para definir candidaturas. «Nadie puede proclamarse candidato hasta las primarias», insistió, refiriéndose a los plazos del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) .
Las contradicciones que fracturaron la alianza
El conflicto escaló cuando De Soto reveló en entrevistas que el partido estaba controlado por «una familia y sus amigos», sin transparencia. También cuestionó la afiliación de personas con presuntos vínculos a narcotráfico y lavado de activos, aunque no presentó pruebas documentales. Jaimes exigió evidencias y amenazó con acciones legales por estas acusaciones.
Otro punto de fricción fue la estrategia electoral. Mientras Jaimes promovía un «Plan Bukele» para seguridad ciudadana y la salida de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, De Soto rechazó ambas propuestas, considerándolas inviables para Perú. «No tenemos fenómenos como las maras», argumentó el economista, distanciándose públicamente de su partido.
¿Qué sigue para De Soto?
En su comunicado, el economista anunció que apoyará a precandidatos regionales y municipales que renuncien a Progresemos para unirse a una futura alianza, aunque no especificó con qué partidos. «Mi compromiso de formalizar el país sigue intacto», escribió en redes sociales.
Mientras tanto, Progresemos continúa con sus precandidatos internos: Carlos Morales, exgerente de Aerocontinente, y Luis Miguel Llanos, el «Van Damme peruano». Jaimes adelantó que buscará alianzas con otros partidos para 2026.
El trasfondo legal: elecciones internas vs. acuerdos políticos
El reglamento del JNE para 2026 establece que las candidaturas deben surgir de elecciones internas, con plazos estrictos y documentación verificable. Cualquier intento de saltarse este proceso, como pretendía De Soto, podría derivar en sanciones. Expertos electorales respaldan esta postura, señalando que los acuerdos privados no pueden sobreponerse a la ley.
La renuncia de De Soto expone tensiones entre la lógica partidaria y las aspiraciones personales en un sistema electoral que prioriza procesos formales. Mientras el economista busca otro camino hacia la presidencia, Progresemos enfrenta el desafío de reestructurarse sin su figura más visible. El episodio refleja un problema recurrente: la fragilidad de las alianzas políticas cuando chocan con normas diseñadas para evitar decisiones cupulares.
