La poeta ayacuchana Gloria Cáceres Varga , traductora de Arguedas y Vargas Llosa, habla sobre el poder de las lenguas originarias, el amor como acto político y por qué el runasimi no desaparecerá
Por José Beltrán Peña.
Gloria Cáceres Vargas, Ayacuchana de nacimiento. Escritora trilingüe: quechua, castellano y francés. Ha traducido al quechua a Arguedas y a Vargas Llosa, todos sus poemarios están publicados en quechua y castellano. Es Premio Palabra en libertad de la Sociedad Literaria Amantes del País, recientemente ha traducido al quechua el poemario, 33 poemas de amor en quechua de José Beltrán Peña.
JOSÉ BELTRÁN PEÑA: ¿Quién es Gloria Cáceres Vargas?
GLORIA CÁCERES VARGAS: Una pregunta difícil porque a veces no sé quién soy ¿pitaq kani?, siempre me pregunto así. Lo que sé muy bien es que nací en el distrito de Colta en la actual provincia Páucar del Sara Sara.. Me considero una profesora muy responsable y creativa, comprometida con la formación integral de los alumnos, y sobre todo muy comprometida con el mantenimiento de la lengua y cultura quechua, con la recuperación y transmisión de la tradición oral y escrita, para lo cual promuevo la creación literaria (poesía, narración) en lenguas originarias, en mi caso en el quechua que es mi lengua materna.
J.B.P.: ¿Qué representa Ayacucho, Chosica y La Cantuta para ti?
G.C.V.: Las ciudades que me mencionas significan un hito para mí, a veces es un punto de partida y a la vez un punto de llegada. Así Ayacucho, en especial la ciudad Colta, donde nací y pasé mi primera infancia está presente en casi toda mi producción literaria. Colta constituye el punto de partida, es para mí la columna vertebral de todo mi quehacer literario porque siempre regreso a ella implícitamente. Ahí sentí el amor a los míos y a la naturaleza en la que me mecí con los cantos de las aves, con el ruido del follaje de las plantas y de los árboles, con el silbido del viento; así como con el canto de los ríos y el grito de los animales domésticos. Toda una sinfonía sin parangón.
Luego Chosica, la eterna Villa del Sol, fue y es para mí la continuación de ese encuentro bucólico con la naturaleza, pese a estar a 40 km de la capital guardaba ese aire andino que había sido mi hábitat cuando era niña. Como vivíamos al otro lado de la ciudad en sí, en la margen izquierda del río hablador, en San Fernando, todos los días teníamos que cruzar el puente colgante encima del río Rímac, escuchando sus cantos de alegría también sus quejas. Ahí transcurrió el resto de mi infancia y la adolescencia, alternados con viajes anuales al pueblo en el periodo vacacional. Hice la primaria en una escuelita fiscal mixta y la secundaria, en el Colegio Nacional Pablo Patrón que también era mixto. Chosica, en ese entonces tenía otro rostro, más andino y pluricultural, la mayoría de los pobladores eran emigrantes de la sierra central, de Huancayo, de Ayacucho, Huancavelica, etc., pero también existía otro grupo social cuyos hijos se educaban en el colegio particular de padres agustinos, Santa Rosa de Lima, del que egresaron conocidos escritores como José Antonio Bravo, Alfredo Bryce Echenique entre otras personalidades notables.
En estos últimos 20 años Chosica ha mutado totalmente. Los solares o casas grandes han dejado de ser viviendas y se han convertido en centros comerciales, restaurantes y otros de fines diversos. Se han modificado los usos y costumbres tradicionales, han girado no para bien de nuestros recursos naturales. Por ejemplo, han invadido el lecho del río Rímac para construir ahí un mercado. Igualmente algunas áreas verdes han sido ganadas por el cemento porque han sido urbanizadas.
En este maravilloso valle tiene su sede la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle –UNE– que a partir de los años 50 su aporte e influencia en la ciudad fue puntual. Su antecesor fue la Escuela Normal Superior que a partir del año 1965 se constituyó en la UNE Enrique Guzmán y Valle cuyo primer rector fue el Dr. Juan José Vega, destacado historiador e intelectual. Los estudiantes de la Escuela Normal Superior venían de todo el Perú profundo, eran becarios por ser los primeros alumnos de su colegio y /o de la región, a quienes en Chosica, cuando salían a pasearse al término de su jornada estudiantil cariñosamente los chosicanos les llamaban “chaymantas” que en español podría interpretarse como ¿quiénes serán? ¿De dónde habrán venido?, etc., porque eran jóvenes desconocidos para el pueblo chosicano. En esta universidad trabajé muchos años y cesé en ella como decana.
J.B.P.: Tú que hablas bien el castellano, el quechua y el francés, y has viajado por el mundo, ¿crees que un idioma es mejor que otro?
G.C.V.: Yo no considero que haya una lengua mejor ni superior que la otra. Para mí cada lengua tiene su propia autonomía y expresa la idiosincrasia de la comunidad de sus hablantes. Hay lenguas como las indoeuropeas que mucho tiempo después de su creación adquirieron una escritura con caracteres latinos, pero también hay otras lenguas como las amerindias que no han tenido escritura como el quechua, aimara, guaraní y otras de América del sur, que han sobrevivido siendo lenguas ágrafas, pero eso no le resta validez.
J.B.P.: Se manifiesta que el quechua así como muchos idiomas del Perú, están encaminados a su extinción, ¿estás de acuerdo?
G.C.V.: En efecto, hay un discurso que dice que la lengua quechua o el runasimi (la lengua del hombre), está condenada a desaparecer como las otras lenguas originarias que han desaparecido en el devenir histórico de nuestro país y del continente. Con ese discurso no estoy de acuerdo; al contrario estoy convencida que el quechua en estos últimos 20 años se ha empoderado mucho más que antes; se ha revitalizado y está presente en muchas actividades de comunicación efectiva cotidiana y en la creación literaria.
J.B.P.: ¿Crees que debería enseñarse el quechua, el bora, el aimara, etc., en sus lugares de origen y no imponer el castellano como primer idioma?
G.C.V.: Yo creo que el Ministerio de Educación a través de la Dirección de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) está impartiendo contenidos temáticos en la propia lengua nativa de cada grupo étnico para lo cual han preparado manuales y otros materiales en cada lengua, han recopilado textos de tradición oral y también vocabularios en la propia lengua de su región. Y el castellano va como segunda lengua. Lo sé porque yo trabajé en el Ministerio de Educación en la Dirección de EIB como especialista en la enseñanza del español como segunda lengua.
J.B.P.: Has realizado estupendas traducciones a Arguedas. Fue difícil traducir al quechua a Vargas Llosa
G.C.V..: Mi tarea de traducción la empecé, para mis cursos de quechua en la universidad. Los cuentos de José María Arguedas ya han sido publicados. Traducir a Mario Vargas Llosa no me fue difícil, leí varias veces el cuento para introducirme en el espíritu del autor y apropiarme de su texto para no traicionar su objetivo.
J.B.P.: ¿Cuál fue el motivo por el cual decidiste que todos tus poemarios lleven el título en quechua y sean bilingües, a diferencia de otros quechuahablantes que desdeñan hacerlo e inclusive no solo les interesa el castellano sino el inglés o francés?
G.C.V.: Soy bilingüe de cuna, en concordancia a mi condición lingüística utilizo las dos lenguas para dar nombre a mis poemas y relatos. Me gusta y me siento bien, soy yo. Y no solo el título sino todo el poemario o libro de relatos es bilingüe. La autotraducción es un doble trabajo, es una reescritura, es un nuevo proceso de expresar lo mismo en otro código lingüístico. Pese al trabajo que significa considero necesario, me gusta autotraducirse. ¿Y por qué no hacerlo? y ¿por qué no escribir en las dos lenguas que son mías? Yo no considero que una se apoye en la otra, para mí las dos lenguas en la actualidad tienen vida propia, tienen la misma importancia, las dos tienen todo lo que yo deseo expresar.
J.B.P.: Me encantan muchos de tus poemas, así como estos versos: ¿imanasunmi kunan kayna chika kuyaywan? / ¿Y ahora qué hacemos con tanto amor? ¿Te consideras una poeta romántica?
G.C.V.: Lo que sucede es que creo en el amor en toda la extensión de la palabra, en ese sentimiento más universal que no solo se encuentra en la pareja sino el que se comparte día a día con los demás, con la gente de tu entorno, con el que necesita una palabra, una mirada para sentirse aceptado, amado, respetado. El amor y el respeto que te inspira la naturaleza, los árboles, las plantas así como los animales, los más pequeños e indefensos son también objeto de mi amor. La respuesta la tenemos cada uno de nosotros.
J.B.P.: Fuiste la musa de Chacho Martínez, ¿se puede “vivir” con un poeta, alguna anécdota?
G.C.V.: Muy interesante tu pregunta, querido Pepe. Yo creo que no he sido la musa del querido poeta Chacho Martínez, más bien he sido su amiga, confidente, su cómplice, su compañera de trabajo, su esposa y amante. Tuvimos una hermosa relación mientras que cada uno mantenía su espacio y respetaba el quehacer del otro. Ambos trabajábamos en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, más conocida como La Cantuta. Chacho era el Jefe de la oficina de Imagen Institucional de la universidad (creo que en la actualidad tiene otro nombre) y desde su función y responsabilidades hizo mucho para que la universidad se inserte más a la vida académica, científica y cultural de Lima y del Perú; promocionó muchas actividades culturales artísticas invitando a destacados intelectuales, poetas y artistas y por supuesto me apoyó bastante en todas las iniciativas y acciones que mi despacho de Decana impulsaba. Hay muchas anécdotas pero me las guardo para un libro que estoy preparando.
J.B.P.: ¿Has tenido problemas con las editoriales que manifiestan que no les interesa publicar nada de libros en ningún idioma del Perú profundo?
G.C.V.: Hasta la fecha no he tenido problemas con editoriales porque no he tocado ninguna puerta editorial ya que cuento con la disponibilidad siempre del editor y poeta Dante González de Pakarina Editores, quien siempre está dispuesto no solo conmigo sino con todos aquellos que quieren ver su creación literaria publicada en su propia lengua. En concordancia con su objetivo Dante González en su sello editorial Pakarina ediciones ha publicado una serie de obras en diferentes lenguas, no solo en quechua sino también en otras lenguas nativas, por ejemplo, en awajun – wampis la poesía de Dina Ananco; en mapuche williche la obra de los poetas mapuches Javier Milanca y Roxana Miranda; en quechua aimara la poesía de Elvira Espejo y la de otros poetas quechuas de nuestro país. Además, Pakarina ediciones tiene el mérito de haber publicado obras en quechua que han sido premiadas en el rubro de lenguas originarias por el Ministerio de Cultura: la novela Aqupampa (2018) de Pablo Landeo, sin traducción y el poemario bilingüe Parawayraq chawpinpi. Entre la lluvia y el viento (2020) de Washington Córdova, y también de otros poetas quechuas que han obtenido una Mención Honrosa.
J.B.P.: ¿Qué estás trabajando en este tiempo?
G.C.V.: Actualmente estoy trabajando en un poemario bilingüe un poco vanguardista y a la deriva. Paralelamente sigo escribiendo cuentos, traduciendo y escribiendo otros textos diversos. Tengo un libro de cuentos listo para ser publicado pero me falta presupuesto para que salga de la imprenta. Esperaré un golpe de suerte para verlo entre mis manos. Y para terminar, agradezco tukuy sunquywan al poeta y amigo Pepe Beltrán, por haberme dado la deferencia de compartir su libro de poemas, 33 poemas de amor en quechua, siendo la traductora, y por su disponibilidad, paciencia y fe para difundir el quehacer de los poetas que contribuyen con su trabajo a que la vida sea más poética y no ajena.