Buses que circulaban por el óvalo Zapallal en Puente Piedra fueron atacados tras no acatar el paro de transportistas convocado para el 10 de abril.
Transportistas acatan un paro este jueves 10 de abril para alzar su voz de protesta ante los altos índices de inseguridad ciudadana. Sin embargo, algunos vehículos, aunque en menor cantidad, decidieron continuar operando, lo que desencadenó algunos ataques como en Puente Piedra, por el óvalo Zapallal.
Desde temprano diversas empresas de transportes decidieron suspender sus servicios y salir a las calles para exigir al Gobierno de Dina Boluarte medidas urgentes para combatir a las bandas criminales que han sembrado el terror en el país y especialmente para pedir justicia por los asesinatos a conductores en los últimos días como el último caso registrado en el Callao.
En medio de esta situación, algunos buses decidieron seguir trabajando con normalidad, sin imaginar que serían atacados por otros transportistas en Lima Norte. Cerca al óvalo Zapallal un vehículo de la empresa de transportes JJC sufrió un ataque al promediar las 5:30 a.m., quedando con las lunas delanteras destruidas y llantas desinfladas.
Otro bus se vio afectado por manifestantes metros más adelante. Transportistas que acatan el paro tiraron piedras por no sumarse a la protesta. Cabe resaltar que aquellos que sí siguen esta paralización marchan rumbo a Cercado de Lima para llegar hasta los exteriores del Congreso de la República.
«Venía transportando trabajadores auna empresa textil en Puente Piedra y total que me alcanzaron tres buses de Los Loritos,bajaron toda su gente y me atacaron de frente. No me dejaron reaccionar. Defrente reventaron el parabrisas y pincharon las llantas.Entiendo que la huelga es justa, pero este carro no ofrecía servicio público», expresó el conductor del bus afectado.
CON CARTELES BUSCAN LLEGAR AL CONGRESO
Con carteles y megáfonos en mano, conductores y cobradores de la empresa ‘Los Chinos’ iniciaron su recorrido por la Panamericana Norte con el objetivo de hacer sentir su indignación ante la terrible ola de criminalidad que se vive en el país.
Con ello, estos trabajadores buscan llegar hasta el Congreso de la República para exigir justicia por la muerte de Loymer Benigno, uno de sus conductores, quien lamentablemente fue asesinado a balazos por sicarios que lo interceptaron en plena ruta y con un bus repleto de pasajeros.
460 EMPRESAS EN PARO
El paro convocado por la Asociación Nacional de Integración de Transportistas (ANITRA) y respaldado por 460 empresas formales ha dejado sin servicio a más de 20 mil unidades, entre autobuses, cústers y combis. La medida, que busca exigir al gobierno acciones concretas contra la ola de extorsiones y violencia que azota al sector, ha sido acatada de manera contundente, dejando a la ciudadanía con pocas opciones para movilizarse.
A pesar de la paralización masiva, un reducido grupo de autobuses informales y algunos conductores independientes decidieron salir a las calles. Sin embargo, esta alternativa ha venido con un costo elevado: los pocos vehículos en circulación están cobrando hasta cuatro o cinco veces el precio habitual de los pasajes. En zonas como Puente Piedra, Comas y el Cercado de Lima, los usuarios reportan tarifas exorbitantes, lo que ha generado indignación entre quienes dependen del transporte público para llegar a sus destinos.
La raíz de esta protesta se encuentra en la creciente inseguridad que enfrentan los transportistas. Martín Valeriano, presidente de ANITRA, ha declarado que el sector está “en guerra” contra las bandas criminales que extorsionan, asesinan y cobran cupos a diario. La reciente muerte de choferes y los constantes ataques a unidades han llevado a las empresas formales a unirse en un “apagado de motores” de 24 horas, afectando rutas clave en Lima Norte, Este, Sur, Centro y Callao. “No podemos permitir más muertes”, enfatizó Valeriano, exigiendo respuestas urgentes del gobierno.
Usuarios Afectados y Sobreprecios Descontrolados
Para los ciudadanos, el impacto ha sido inmediato y severo. En paraderos como los de la Panamericana Norte y Sur, las esperas superan las dos horas, mientras que los autobuses disponibles aprovechan la escasez para imponer sobreprecios. “Pagó 10 soles por un tramo que normalmente cuesta 2,50”, relata una usuaria en San Juan de Lurigancho. Esta situación ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de la población ante la falta de transporte formal, así como la ausencia de medidas efectivas por parte de las autoridades para mitigar el caos.
Aunque sistemas como el Metropolitano, el Metro de Lima y los corredores complementarios operan con normalidad y han reforzado sus frecuencias, no lograrán cubrir la demanda total. La Policía Nacional ha desplegado 15 autobuses gratuitos en distritos como Puente Piedra y San Juan de Lurigancho, pero la iniciativa resulta insuficiente frente a la magnitud del paro. Mientras tanto, los transportistas advierten que, de no haber avances en la lucha contra la criminalidad, nuevas paralizaciones podrían estar en el horizonte.