- Decena de heridos tras represión policial en el Centro de Lima. Más de 20 mil unidades paralizadas
La ciudad amaneció en pausa. El rugido habitual de motores y bocinas fue reemplazado por el silencio tenso de una protesta masiva. Más de 20 mil unidades de transporte público —cústers, colectivos, taxis y mototaxis— detuvieron su actividad este jueves en Lima Metropolitana y Callao, sumiendo a miles de ciudadanos en el caos del transporte y el desconcierto.
Pero detrás de la paralización no hay solo molestias ni congestión. Hay miedo. Hay indignación.
¡Basta de sangre en las rutas!
En lo que va del año, más de 15 conductores han sido asesinados por bandas de extorsionadores mientras trabajaban, convirtiendo los paraderos y avenidas en escenarios de muerte. La violencia no distingue rutas ni distritos: las empresas Aquarius, ‘Los Chinos’, Emiscasa y El Rápido han sido blanco de ataques armados por negarse a pagar cupos a delincuentes.
“Hoy marchamos para no ser los próximos en morir”, dijo un conductor en medio de la multitud que avanzó desde los conos hacia el Centro de Lima. Ya en horas de la tarde, una delegación intentó dialogar con el Congreso, pero la respuesta fue represión. Las fuerzas del orden dispersaron a los manifestantes dejando varios heridos. El Centro Histórico se convirtió en un campo de batalla.
El grito del transporte formal (y el informal también)
La protesta, liderada por gremios como la Alianza Nacional de Transportistas y Anitra, reunió a miles de trabajadores del volante. Julio Campos, vicepresidente de la Alianza, confirmó la participación de más de 20 mil vehículos, cifra que podría duplicarse con la adhesión de transportistas informales.
“Nos matan en las calles y nadie dice nada. Hoy decidimos hacernos escuchar”, expresó Martín Valeriano, presidente de Anitra, quien inicialmente había anunciado la paralización de 460 empresas.
La protesta no solo exige mayor seguridad, sino también una acción concreta del Estado frente al crecimiento del crimen organizado que afecta tanto a choferes como a usuarios.
Caos ciudadano
Desde las primeras horas, paraderos atestados, personas caminando kilómetros para llegar al trabajo, y taxis informales duplicando precios marcaron la jornada. El descontento de los pasajeros fue evidente, pero muchos entendieron el fondo de la protesta: no se trata solo de transporte, sino de sobrevivir.
El dato
La policía tuvo que actuar con energía para controlar a los protestantes quienes detuvieron y rompieron lunas a vehículos de transportistas, que no se plegaron a sus justos reclamos.
Fotos: Fernando Chumpitaz Moreyra


