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‘Maldito Cris’ y otros especímenes

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EN OTRO LENGUAJE
Por: Jaime Asián Domínguez
@jaimeasian

Está claro que Perú marcha a la deriva en muchos aspectos. A veces caminamos con la mirada clavada en el piso, como un rayo pudiente, viviendo nuestro propio mundillo, pero terminamos por aceptar que la situación luce cada día peor en el país. Duele decirlo, no obstante, es la verdad químicamente pura.
Por ejemplo, a nivel político la involución es general. Congresistas que no dan la talla -diríamos que ya tocaron suelo- y un Ejecutivo que se muestra inerme frente a un miserable zancudo, por decir lo menos. Pero ambos poderes, tomados de la mano, ya decidieron ‘chupar la mamadera’ hasta 2026.
Y en el tema social, la desidia despierta terror. Somos presa de una violencia y derrame de sangre inocente sin precedentes. La retahíla de feminicidios, asesinatos, robos, secuestros, asaltos, violaciones y demás es inacabable. Se han agotado las modalidades del delito y la muerte puede estar agazapada a la vuelta de la esquina. ¿Y cuál es la panacea que aprobaron las mentes brillantes del hemiciclo? Armas no letales para los serenos. ¡Habráse visto!
Hace rato que los escrúpulos han muerto y reina la premeditación, alevosía y ventaja. Menos mal que “Maldito Cris” recibió su merecido por parte de la Policía, sin embargo, las calles están llenas de estos especímenes a los que les importa un bledo quemar viva o descuartizar a una mujer por un quítame allá esas pajas. Si no se expulsa a estos extranjeros matarifes, el luto será constante.
Los psicólogos están locos buscando una explicación a tanto daño anidado en nuestra patria. Mientras tanto, supura pus por todos lados, la desconfianza gana terreno y el crimen echa raíces. Si no aparece un Chapulín Colorado, que trabaje con astucia, vamos rumbo al abismo. Si es que ya no lo estamos.
No somos discípulos del fatalismo ni cosa que se le parezca, vale decirlo. Simplemente advertimos una radiografía nacional que muchas autoridades se niegan a ver. A veces les resulta más fácil esconderse detrás de su escritorio que poner el pecho por la población. Y así no juega Perú.