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Felipe de Bélgica rompe el silencio sobre Gaza: «Una vergüenza para toda la humanidad»

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Felipe de Bélgica es el séptimo rey de los belgas desde el 21 de julio de 2013

En un gesto sin precedentes, que rompe con la tradicional neutralidad de la monarquía belga, el rey Felipe emitió un pronunciamiento sobre el conflicto en Gaza, calificando la situación como “una vergüenza para toda la humanidad”.

Las declaraciones las hizo el domingo, desde el Palacio Real de Bruselas, en vísperas de la fiesta nacional de Bélgica. Esto ha generado un fuerte impacto en la esfera política y diplomática.

El monarca expresó su apoyo a los llamados internacionales para detener la crisis humanitaria en Gaza, sumándose al reclamo del secretario general de Naciones Unidas. “Me sumo a todos los que denuncian los graves abusos humanitarios en Gaza, donde personas inocentes mueren de hambre y son asesinadas por las bombas mientras permanecen atrapadas en sus enclaves”, declaró con firmeza.

Una voz inesperada en medio del conflicto

El monarca no suele emitir este tipo de pronunciamientos, ya que normalmente asesora, apoya y advierte al gobierno sin intervenir directamente en temas de política exterior. Sin embargo, el conflicto lo impulsó a romper el protocolo y tomar una postura decidida. Por ahora, expresa casi en solitario su opinión en una Europa donde muchos líderes prefieren guardar silencio o mirar hacia otro lado

Tensiones con el gobierno federal

Mientras que el gobierno federal belga mantiene una postura reservada sobre el conflicto, el rey Felipe marca una diferencia significativa en el tono y el posicionamiento del país. Recordemos que la ofensiva israelí ha causado más de 59 000 muertes en Palestina, incluidos cerca de 15 000 niños, según cifras de la ONU. Analistas señalan que esta intervención influirá en los debates internos y la postura diplomática de Bélgica frente a Israel y Palestina.

Impacto y posibles repercusiones

El rey Felipe rompió con la tradición y abrió la posibilidad de redefinir el papel moral de la monarquía en crisis internacionales. Mientras sus palabras fueron celebradas por sectores humanitarios, otros cuestionaron la conexión entre su figura simbólica y la diplomacia oficial.