La enfermedad de Alzheimer comienza con olvidos persistentes, dificultades en tareas cotidianas y cambios de humor, que afectan la vida diaria.
El Alzheimer puede presentarse con síntomas tempranos como olvidos frecuentes, pérdida de objetos, dificultad para planificar, desorientación temporal y espacial, problemas de comunicación, alteraciones visuales y cambios en el estado de ánimo. Esta enfermedad neurodegenerativa, que daña las neuronas del cerebro y afecta funciones cognitivas, es la principal causa de demencia en adultos mayores. Reconocer sus señales iniciales puede mejorar el abordaje clínico y social, aunque aún no existe cura.
El Alzheimer, una enfermedad progresiva con señales iniciales claras
Olvidar información recién aprendida es una de las señales más comunes del Alzheimer en sus primeras etapas. No se trata de simples despistes, sino de una pérdida constante de memoria reciente que obliga a depender de recordatorios o del apoyo de otras personas. Según la Fundación Pasqual Maragall, es frecuente que las personas repitan preguntas o comentarios sin recordar que ya lo han hecho, aunque conserven recuerdos antiguos.
Los problemas para planificar o resolver situaciones cotidianas también pueden indicar el inicio de la enfermedad. Actividades simples como seguir una receta o pagar cuentas se vuelven difíciles. Se pierden la concentración y la capacidad para prestar atención a los detalles, lo que complica incluso tareas básicas. Esto se extiende a todos los ámbitos de la vida, incluido el laboral.
Otro signo de alerta es la dificultad para completar tareas habituales. Ir a lugares conocidos, recordar reglas de juegos o manejar el presupuesto familiar puede representar un desafío. Esto impacta directamente en la independencia de la persona, generando frustración y aislamiento.
También hay desorientación en el tiempo y el espacio. La persona puede no saber en qué día vive, perderse en lugares familiares o no recordar cómo llegó allí. La Fundación Pasqual Maragall explicó que esto se relaciona con una incapacidad para calcular distancias o reconocer entornos.
Los cambios en la visión no deben subestimarse. El Alzheimer afecta la percepción visual, complicando la lectura, la conducción o el reconocimiento de objetos. Aunque pueden confundirse con problemas visuales relacionados con la edad, en esta enfermedad suelen ser más profundos y peligrosos.
La comunicación verbal también se deteriora. Las personas con Alzheimer pueden tener dificultades para mantener una conversación, olvidar palabras comunes o utilizar términos incorrectos. Esto provoca incomodidad y frustración tanto en quien lo padece como en su entorno.
La tendencia a perder objetos es constante. Además de olvidar dónde los dejaron, las personas pueden acusar a otros de haberlos robado. La incapacidad para rastrear sus pasos genera ansiedad y desconfianza, afectando las relaciones personales.
El juicio también se ve alterado. Personas con Alzheimer pueden tomar decisiones impulsivas, como regalar grandes sumas de dinero, o dejar de atender su higiene personal. No se trata de errores esporádicos, sino de una pérdida continua del criterio.
La apatía es otro síntoma precoz. Se pierde interés por actividades sociales o pasatiempos que antes se disfrutaban. Esta falta de iniciativa, según un estudio publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease en 2023, puede marcar la transición de un deterioro cognitivo leve al Alzheimer.
Los cambios de personalidad y humor completan la lista. Ansiedad, desconfianza, temor o irritabilidad se vuelven comunes sin una causa clara. Estas alteraciones afectan tanto a la persona como a su entorno, haciendo más difícil el acompañamiento diario.
Etapas del Alzheimer y diagnóstico temprano
La enfermedad avanza lentamente en cinco fases: preclínica (sin síntomas visibles), deterioro cognitivo leve, Alzheimer leve, moderado y severo. En la primera etapa, solo se detecta en contextos de investigación. A medida que avanza, los síntomas cognitivos y conductuales se hacen evidentes.
Según la Asociación de Alzheimer de Estados Unidos, durante la fase leve la persona aún puede ser funcional, aunque ya se notan pérdidas de memoria, dificultad para encontrar palabras y objetos extraviados. El entorno cercano suele ser el primero en notar los cambios.
“El diagnóstico temprano no detiene ni revierte el Alzheimer, pero permite al paciente planificar su futuro y mantener una buena calidad de vida durante más tiempo”, aclaró la asociación.
La Clínica Mayo recomienda detectar los cambios cerebrales tempranos como forma de prevención, de modo similar a cómo se trata una enfermedad cardíaca antes de que ocurra un infarto.
¿Qué hacer ante los primeros síntomas?
Ante señales de deterioro cognitivo, lo primero es acudir a un neurólogo. Este realizará análisis de sangre y estudios para descartar causas reversibles, como déficit de vitamina B12 o disfunción tiroidea. También evaluará factores de riesgo como obesidad, sedentarismo, tabaquismo, consumo de alcohol o drogas, presión alta, diabetes y colesterol elevado.
El doctor Cáceres explicó: “La evaluación neurocognitiva o neuropsicológica consiste en una serie de tests donde se evalúa la memoria, la concentración y el lenguaje. Los resultados se comparan con los de personas de la misma edad y nivel educativo. Ahí está la verdad de si el paciente tiene o no deterioro cognitivo”.
Detectar los síntomas tempranos del Alzheimer permite actuar con mayor claridad y apoyo. Aunque la enfermedad no tiene cura, reconocer sus señales ayuda a acompañar con dignidad a quienes la padecen. La conciencia colectiva y un sistema de salud atento pueden hacer una diferencia real.