La política migratoria de Trump provoca redadas, disturbios y un despliegue militar sin precedentes en barrios latinos de California.
La política migratoria de Donald Trump desató una oleada de redadas en Los Ángeles que terminó con protestas masivas, represión militar y un choque frontal con autoridades locales. En Paramount, un barrio latino del sur de la ciudad, la comunidad se organizó en las calles para rechazar las detenciones, mientras el presidente ordenó el despliegue de más de 6.000 efectivos. La tensión escaló con gases, balas de goma y autos incendiados. La respuesta oficial profundizó la fractura entre el gobierno federal y California, y evidenció el carácter violento de la agenda migratoria impulsada por la Casa Blanca.
La furia en Paramount
“¿Van para la guerra, con todas esas armas?”, preguntó un hombre a los soldados de la Guardia Nacional apostados tras una valla. Era el domingo, un día después de los disturbios en Paramount, donde se enfrentaron agentes de ICE y manifestantes tras rumores de redadas de deportación. Trump respondió con fuerza: envió 2.000 efectivos para “restaurar la ley y el orden”.
El gobernador de California, Gavin Newsom, calificó la medida como “una maniobra que solo escalará la tensión”. Y así fue. En el centro de Los Ángeles, manifestantes bloquearon calles, hubo granadas aturdidoras, gas lacrimógeno y vehículos en llamas. “Ustedes están haciendo su trabajo, pero nosotros no somos el enemigo”, gritó el mismo hombre en la valla.
Paramount es un municipio de mayoría latina: el 80% de sus habitantes son de origen hispano y más de un tercio nació fuera de Estados Unidos. “Aquí solo hay gente trabajadora, porque este barrio lo levantaron los inmigrantes”, dijo un vecino mientras otro ondeaba una bandera mexicana.
“Hay miedo”
Juan, Rogelio y Héctor se reunieron como cada fin de semana en el estacionamiento del Home Depot. Allí mismo se encendió la protesta del sábado. “Se ve que surgieron informaciones de que estaban haciendo redadas justo aquí”, explicó Juan, quien llegó desde Jalisco a los 17 años. “Y eso trajo a gente que, en la confusión, terminó armando disturbios”.
Hubo cócteles Molotov, vidrios rotos, un auto quemado. La policía respondió con gas pimienta y balas de goma. El Departamento de Seguridad Nacional negó operaciones ese día en Paramount, pero reconoció que en la semana ICE detuvo a 118 personas indocumentadas en Los Ángeles, una ciudad considerada “santuario”.
“Hoy no ves a nadie aquí”, dijo Juan. “Generalmente hay 20 o 30 camionetas de jornaleros esperando trabajo”. Uno de los pocos que llegó fue Pedro, salvadoreño de 70 años. “La vida aquí es muy cara y mi pensión no alcanza”, dijo. Regularizó su estatus en 2000, pero el miedo de sus vecinos lo angustia. “Esto no va a acabar aquí… Se está volviendo invivible con este presidente”, añadió.
“Ya era hora de levantarse”
Para María Gutiérrez, las protestas son inevitables. “Esta es mi gente”, afirmó. Nacida en México, vive en EE.UU. desde niña. “Todos aquí tienen a algún familiar o conocen a alguien que no tiene papeles”.
En la iglesia Chapel of Change, situada cerca del Home Depot, unas 200 personas buscaron consuelo. “Aquí buscamos unidad y rezamos por todos”, dijo la pastora Irene Ramírez. El pastor Bryan Worth describió a Paramount como una comunidad que logró superar su pasado violento gracias a la organización vecinal. “Nunca pensé que las escenas que echaban en la tele íbamos a tenerlas aquí”, lamentó Dora Sánchez, colaboradora de la iglesia.
Una política migratoria de confrontación
El despliegue militar de Trump en Los Ángeles marcó un nuevo capítulo en su cruzada migratoria. Según BBC, se enviaron 700 infantes de marina y 4.000 efectivos de la Guardia Nacional. ICE intensificó sus operativos: solo el 4 de junio arrestó a 2.200 personas, un récord diario. La Casa Blanca quiere llegar a 3.000 arrestos diarios, según su asesor Stephen Miller.
A pesar del discurso oficial sobre seguridad, miembros de la comunidad denunciaron que las redadas han separado familias y detenido personas no violentas. La concejal de Los Ángeles, Ysabel Jurado, calificó las acciones como “violencia estatal impulsada por el miedo”.
Trump insiste en que las protestas “refuerzan nuestra determinación”. En su red Truth Social escribió: “Se restablecerá el orden, los inmigrantes indocumentados serán expulsados y Los Ángeles será libre”.
Resistencia desde California y México
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, criticó con dureza las redadas. “No es con redadas ni con violencia que se debe atender el tema migratorio… es sentándonos a trabajar en una reforma migratoria integral”, afirmó.
Mientras tanto, el gobierno de California pide el retiro de tropas y denuncia un “alarmante abuso de poder”. Newsom lo dijo claro: el despliegue es “una fantasía desquiciada de un presidente dictatorial”.
La política migratoria de Trump ha convertido a Los Ángeles en un campo de batalla. Pero en barrios como Paramount, la comunidad ha dejado claro que no se quedará callada. “Esto lo construyeron los migrantes. No somos el enemigo”, se repite en las calles, en las iglesias y en las protestas.