Javier González-Olaechea cuestiona eventual nombramiento de figuras sin perfil multilateral y alerta sobre costos políticos para el gobierno de Boluarte.
El excanciller Javier González-Olaechea criticó la posible designación de Gustavo Adrianzén o Julio Demartini como representantes del Perú ante la ONU. En diálogo con un diario , advirtió que ambos carecen del perfil técnico requerido y que su nombramiento sería visto como un «premio político». La advertencia llega cuando el gobierno busca consolidar su frágil relación con el Congreso.
Falta de idoneidad técnica
González-Olaechea fue claro: «Para la ONU se necesita un diplomático experto en asuntos multilaterales o un internacionalista con dominio de varios idiomas». Sobre los rumoreados candidatos, precisó: «Adrianzén solo habla castellano y Demartini no tiene trayectoria comprobada en organismos internacionales».
El exministro subrayó que el cargo exige manejar al menos dos de los seis idiomas oficiales de la ONU (inglés, francés, árabe, chino, ruso y español). «No es un puesto para improvisados», remarcó. Actualmente, el embajador peruano ante la ONU es Manuel Rodríguez Cuadros, diplomático de carrera con amplia experiencia.
Riesgos políticos para el gobierno
El excanciller anticipó que la designación generaría críticas. «Sacar a un embajador en funciones tiene costos altos para el Estado», explicó. Agregó que la medida podría interpretarse como un pago político, especialmente cuando el premier Arana busca conseguir el voto de confianza en el Congreso.
«Una embajada no es un botín. Debe servir a los intereses del país, no a cálculos internos», afirmó. Recordó que la ONU es un espacio clave para temas como la crisis migratoria venezolana y las demandas marítimas, que requieren expertise diplomático.
Posible reacción del Congreso
González-Olaechea alertó sobre otro frente de conflicto: «Esto enervaría los ánimos congresales». La advertencia no es menor. El gobierno necesita apoyo legislativo para superar su crisis de legitimidad, pero algunos congresistas ya cuestionan el posible nombramiento.
El excanciller cerró con una reflexión contundente: «Si el objetivo es mejorar la imagen internacional del Perú, esta no es la forma». La pelota queda ahora en la cancha de Palacio de Gobierno, que deberá decidir entre reforzar su equipo técnico o ceder a presiones políticas internas.