El libro de Álvaro Quispe explica la influencia digital en la participación política de la juventud. Asimismo, cuestiona el rol del Estado por la falta de políticas públicas.
El año 2026 marcará un hito electoral en el Perú. Cerca de siete millones de jóvenes acudirán a las urnas, una masa crítica que no solo representa el 27,4% del padrón nacional, sino que encarna el pulso vivo de una sociedad en transformación. Ese fenómeno —que en otros tiempos hubiera sido visto como marginal o anecdótico— es, en realidad, el eje de un agudo y necesario ensayo que acaba de ver la luz: Juventudes: Políticas públicas, participación y contracultura, del escritor y especialista Álvaro Quispe.
Publicado por la editorial Academia Antártica, este libro no es una mera compilación de cifras ni un catálogo bienintencionado de buenas prácticas. Es, más bien, un espejo crítico que nos obliga a mirar el presente político desde los ojos —y sobre todo desde la energía— de las nuevas generaciones. Quispe, con una pluma lúcida y una mirada implacable, traza un retrato generacional que se mueve entre la esperanza digital y el desencanto institucional.
Durante los últimos 18 años, más de 8.700 jóvenes han sido elegidos como autoridades en gobiernos locales, regionales y en el Congreso. No se trata de una anécdota demográfica, sino de una evidencia contundente del despertar político de una juventud que, lejos de ser apática, ha sabido apropiarse de los recursos que el siglo XXI pone a su alcance: redes sociales, plataformas digitales, nuevos lenguajes de comunicación y protesta. Como lo sostiene Quispe, esta irrupción juvenil tiene tanto de espontánea como de sistemática, y merece ser comprendida en toda su complejidad.
El libro no se limita al análisis cuantitativo. Presenta estadísticas inéditas sobre el padrón electoral joven, clasificadas por género, edad y departamento; pero también explora las causas profundas de su participación política. En particular, se detiene en el papel del Estado peruano, cuestionando con razón su falta de políticas públicas integrales para la juventud, lo que ha llevado a una generación entera a autogestionar su protagonismo en la arena pública.
Una de las virtudes de Quispe es su capacidad para vincular lo local con lo global. El autor recorre, con estilo narrativo y precisión académica, los grandes hitos del activismo juvenil desde las revueltas de mayo del 68 en París hasta las protestas latinoamericanas de los últimos años. En especial, dedica un análisis profundo a las movilizaciones peruanas, en las que los jóvenes han sido protagonistas. Sin embargo, advierte que ese ímpetu carece, muchas veces, de estructura, liderazgo y visión programática, lo que limita su capacidad de convertirse en fuerza de cambio permanente.
Otro de los aspectos más valiosos del libro es su atención al papel de las mujeres jóvenes en la política. La presencia femenina ha experimentado un crecimiento notable: de un 47,5% de autoridades electas en 2006, se pasó a un 70,4% en 2022. Una cifra que no solo revela un cambio de época, sino una transformación silenciosa pero contundente en la configuración del poder político en el país.
Juventudes no es un libro cómodo. Es, como toda obra necesaria, un texto que incomoda, sacude y plantea preguntas. Quispe escribe desde el conocimiento técnico, pero también desde la vivencia: fue secretario nacional de Juventud, docente universitario y gestor público. Esa doble condición —la del académico y la del testigo— le permite construir una obra que trasciende el análisis y se convierte en un llamado a la acción.
En tiempos de polarización, cinismo y descrédito institucional, Álvaro Quispe nos recuerda algo fundamental: la juventud no es solo futuro, es presente, y entenderla es una tarea urgente.
Sobre el autor
Álvaro Quispe, exsecretario nacional de Juventud del Gobierno del Perú, docente universitario, es un reconocido profesional en administración y gestión pública con amplia experiencia en políticas públicas y gobernabilidad.