El Vaticano se prepara para elegir al sucesor del papa Francisco en un cónclave marcado por tensiones entre reformistas y conservadores. ¿Quiénes lideran las apuestas?
La noticia de la muerte del papa Francisco, ocurrida el lunes 21 de abril, ha sumido al mundo católico en un profundo duelo y ha desatado especulaciones sobre quién podría ser su sucesor. Aunque predecir el resultado de un cónclave es arriesgado —como advierte el viejo dicho italiano: «Quien entra como papa, sale como cardenal»—, varios nombres emergen como favoritos. Estos son los papabili más destacados en la carrera por liderar a los 1.300 millones de católicos del mundo.
Los reformistas: Continuidad con el legado de Francisco
Entre los candidatos que encarnan el espíritu reformista del papa Francisco destaca Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella. De origen argelino-español, Aveline es un intelectual cercano a las posturas progresistas del pontífice fallecido, especialmente en temas migratorios y diálogo interreligioso. Su elección sería histórica: sería el primer papa francés en siete siglos.
Otro nombre resonante es el del maltés Mario Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos. Inicialmente conservador, Grech se ha convertido en un firme defensor de las reformas de Francisco, abogando por una Iglesia más inclusiva. Su habilidad para tender puentes entre conservadores y progresistas lo perfila como un candidato de consenso.
En tanto, el español Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, representa la línea pastoral y social de Francisco. Con una vida austera y un fuerte compromiso con los pobres, Omella ha enfrentado con humildad los escándalos de abusos en España, aunque su edad (79 años) podría jugar en su contra.
Los equilibristas: Entre tradición y modernidad
Si el cónclave busca un perfil más moderado, el italiano Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, emerge como favorito. Experto diplomático y hábil negociador, Parolin ha sido clave en acuerdos con China y en la gestión de crisis globales. Su elección devolvería el papado a Italia después de más de cuatro décadas.
Por su parte, el húngaro Peter Erdö es visto como un conservador pragmático. Aunque defiende las raíces cristianas de Europa, ha evitado choques frontales con Francisco. Su dominio de seis idiomas y su experiencia en derecho canónico lo convierten en un candidato sólido, aunque su falta de carisma podría ser un obstáculo.
Finalmente, el ghanés Peter Turkson y el filipino Luis Antonio Tagle representan la posibilidad de un papa no europeo. Turkson, experto en justicia social, ha sido voz clave en temas climáticos, mientras que Tagle, apodado el «Francisco asiático», es un pastor cercano a los marginados. Su elección marcaría un hito: sería el primer pontífice africano o asiático en siglos.
El cónclave se enfrenta a una disyuntiva: optar por la continuidad del legado reformista o buscar un equilibrio que reconcilie a las facciones divididas. Lo único seguro es que, en los próximos días, la Capilla Sixtina será testigo de una de las decisiones más trascendentales para el futuro de la Iglesia.