En otro lenguaje
Por: Jaime Asián Domínguez

“¿Tan difícil es caminar derecho?”, tuiteó oronda Nadine Heredia en octubre de 2011 en un recordado amago de corrección política en el gobierno nacionalista y cuando su deslenguado suegro, Isaac Humala, ya advertía que a la esposa de Ollanta “le gusta el dinero como caramelo”. Hoy, luego de la sentencia a 15 años de cárcel por lavado de activos, la ex primera dama está borrachita de felicidad asilada en Sao Paulo, Brasil, mientras el exmandatario respira en Barbadillo el mismo aire que sus pares Pedro Castillo y Alejandro Toledo y pernocta en la celda que ocupó el extinto Alberto Fujimori.
Estamos, pues, ante otro capítulo de la política vomitiva que se practica en nuestro país, con expresidentes entre rejas y a la sombra de la corrupción, algunos salvados por la campana y uno que otro agarrándose con uñas y dientes para no sumarse a esa retahíla maquiavélica que asustó al propio papa Francisco: “¿Qué pasa en Perú que todos los presidentes terminan presos?”. Pasa, su Santidad, que no hay vocación de servicio, prima la cuchipanda y el Estado es visto como la oportunidad única para llenarse los bolsillos con coimas, morder el erario nacional y darle chamba a los familiares y amiguetes (por ejemplo, el Congreso es una agencia de empleos).
Y, claro, a propósito de las ya convocadas Elecciones Generales de 2026, habría que revisar concienzudamente dos aspectos importantes al momento de decidir el voto: (1) Quiénes integran la plancha presidencial en relación a que se está volviendo una tendencia que el o la primera vicepresidenta asume las riendas ante la caída del elegido (ocurrió con Martín Vizcarra y Dina Boluarte) y (2) cuáles son las credenciales de la eventual primera dama porque Nadine Heredia, Eliane Karp y Lilia Paredes han tenido mucha injerencia en que el “Cachaco mediocre”, el “Cholo” y el “profesor de escuela rural” sean una vergüenza internacional.
Lejanos los tiempos en que Violeta Correa y Pilar Nores eran el sostén de Fernando Belaunde y Alan García en la labor social y humanitaria, sin invadir jurisdicciones que no les competía. El modelo de comportamiento de las primeras damas ha cambiado y ostensiblemente para mal. En los últimos años, todas han caminado torcido.
—-
“Estamos, pues, ante otro capítulo de la política vomitiva que se practica en nuestro país, con expresidentes entre rejas y a la sombra de la corrupción”.