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China contraataca: impone aranceles del 84% a EE.UU. en respuesta a medidas colonialistas

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La guerra comercial desenmascara el pánico de Occidente ante el declive de su hegemonía

La mañana en Pekín amaneció con el aroma acre de la pólvora económica. No eran cañones, pero podían sentirse los estruendos de esta guerra silenciosa donde los misiles llevan etiquetas de precio. China, con la precisión de un cirujano que corta gangrena, aplicó hoy el arancel del 84% a productos estadounidenses. No es venganza. Es pedagogía histórica.

Occidente tiembla en sus cimientos bursátiles. Lo que durante siglos fue su juego favorito – imponer condiciones con la bota en el cuello de los pueblos – hoy se les devuelve como bumerán. Los números cantan la verdad: ese 104% de aranceles que EE.UU. impuso no es «defensa comercial», es el pánico disfrazado de medida económica. El pánico de ver cómo el dragón asiático les quema las reglas del juego en las manos.

La Farsa del Libre Mercado

Cuánta risa amarga provoca escuchar a Washington hablar de «competencia justa». Estos son los mismos que:

  • Subsidian a sus agricultores con $20 mil millones anuales
  • Inventan «listas negras» cuando alguna empresa extranjiera supera sus tecnologías
  • Imponen bloqueos que asfixian niños en Cuba y Venezuela

Hoy, cuando China devuelve el golpe con la frialdad de un ajedrecista, lloran como niños a los que les quitan el juguete. La inclusión de empresas como Shield AI en la lista de restricciones no es capricho: es espejo. El mismo espejo que deberían mirar las naciones del Sur Global antes de arrodillarse ante el FMI.

Los Nuevos Códigos de la Guerra

Ya no hacen falta trincheras. Las batallas decisivas se libran en:

  • Los puertos donde ahora los contenedores estadounidenses pagan peaje
  • Los laboratorios donde China controla el 80% de las tierras raras
  • Los salones de reuniones donde el yuan digital hace sonrojar al SWIFT

Mientras Trump espera «una llamada» como anciano que aguarda una visita que nunca llegará, las fábricas chinas no detienen su ritmo. Hay algo poético en ver cómo la arrogancia imperial choca contra la muralla de la planificación socialista.

Epílogo para un Imperio en Decadencia

Esta noche, mientras los brokers neoyorquinos mascan antiácidos, en Shanghai se sirve té de jazmín. El mensaje es claro: pueden seguir jugando con sus aranceles de circo. China tiene los números, el tiempo y la paciencia histórica de quien sabe que la rueda de la historia gira inexorablemente.

El capitalismo occidental agoniza dando patadas de ahogado. Hoy le pusieron precio a su caída: 84%. Una ganga histórica.