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Perú es una caja de Pandora abierta

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Por: Jaime Asián Domínguez

Hoy más que nunca los sociólogos y antropólogos tienen la urgente tarea de explicarnos qué demonios está pasando con el Perú, habida cuenta que ambos gremios profesionales estudian a la sociedad en su conjunto y se adentran en las decisiones que asume frente a los retos del vaivén diario. Se adelanta un diagnóstico nada favorable, por decir lo menos, lo que no implica ser fatalista o cosas por el estilo.
Hace rato que en nuestro país se abrió la caja de Pandora y, como vemos, están proliferando males y plagas de todos los colores, empezando por el desgobierno político, la corrupción a todo nivel, el divorcio con las necesidades primarias y el irrespeto a la sangre inocente a manos de una violencia sin precedentes. Un punto aparte merece la deshumanización y hechos miserables como darle carne de caballo a los niños de Qali Warma.
Da la impresión que, sin darnos cuenta, ha surgido una clase política extremadamente perversa, a la que poco o nada le interesa el bienestar de la gente, que se da la mano con la impericia funcional y la conchudez de cargo. Lo que impera es el interés personal y la cuchipanda partidaria bajo el entendido de que no les pasará nada. Y no les pasa nada, pues. De hecho, el blindaje está a la orden del día.
Bajo esta perspectiva y con buena parte de la población tullida por la frustración y maniatada por sus propios problemas existenciales, era de esperarse que el inefable Vladimiro Montesinos quiera hacer política, que Keiko Fujimori esté china de risa, que los mochasueldos salten en un pie y que un ministro diga: “En mi condominio los vecinos salen tranquilos”. La burla generalizada.
¿Y qué tendremos después del 2026? Agárrate, Catalina. La agenda estará bien surtida con más parlamentarios a buen sueldo, un arcoíris de bancadas rascándose la panza, exfuncionarios respondiendo a la justicia y otros fugando al exterior, sabe Dios con qué personaje sentado en Palacio de Gobierno y la misma pregunta sobre el tapete: ¿Qué diablos le pasa a esta tierra bendita que nos vio nacer? Salvo que en las urnas empiece a germinar algún milagro de transformación y refundación.
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“Hace rato que en nuestro país se abrió la caja de Pandora y, como vemos, están proliferando males y plagas de todos los colores…”.