Home VARIEDADES «El día que mi mamá decidió pasar el huevo»

«El día que mi mamá decidió pasar el huevo»

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Esteban Bracamonte Luna

Todo empezó con mi prima, que llegó de Colombia. Estaba con mi hermana y sus amigas cuando una rompió su sandalia y se sacó el ancho en plena calle; después, el mar las revolcó como ropa en lavadora, y una salió con el bikini en la cabeza. Yo solo pensaba: “Tranquila, con esos limones nadie vio nada”.

Para colmo, en la disco, ni una sola invitación a bailar. ¿La razón? “Las energías”, dijo mi prima,. Yo pensaba que quizá era porque son sobradas o porque un vestido largo en verano no grita “Ven, báilame”.

Mi mamá, que siempre tiene sus cosas de bruja caleta, y le preguntó a su nuevo pata, ChatGPT, cómo limpiar energías. Lo más raro fue que el bot sugirió un huevo. Sí, un huevo. En ese momento pensé: “Ya fue, el mundo se está yendo al cacho”.

Se fueron al mercado, pero mi mamá volvió con choclo, papas, canchita y, obvio, sin huevo. Clásico. Al día siguiente regresó con una docena. Yo ya no sabía si esto era para exorcizarnos o para invitar al barrio a un desayuno con tortilla.

“Empiezo contigo porque estás cargado”, me anunció. Y tenía razón: minutos antes, stalkeando a Susana, mi crush española, le di like a una foto de hace tres años. Tres. Años. Si las malas vibras existen, están en mi celular.

Me sentaron en el sillón como si fuera un altar. Mi mamá empezó el ritual, pasándome el huevo por la cabeza, los brazos y los pies. Yo pensaba: “Ojalá también se lleve mi olor a patas”. Mi hermana grababa para TikTok mientras le decía a la perra: “Prepárate, tú sigues”. Sí, hasta la perra terminó en la fila porque, según ellas, el perro del vecino la miró “feo”. Yo creo que fue amor perruno.

Cuando llegó el turno de mi abuela, mi mamá le pasaba el huevo como si estuviera rezándole al Señor de los Milagros. De pronto, ¡crack! El huevo se rompió. Mi abuela, con clara en el pelo, pasó de mística a picona en un segundo.

No sé si el huevo limpió energías, pero hizo que mi mamá limpiara el sillón, piso  y dejó la sala oliendo a tortilla. Así es mi casa: un desastre!