Sociólogo Armando Martín Barrantes Martínez. Magíster en Gerencia Social PUCP. Doctorando (estudiante) en Política Fiscal y Sistema Tributario UNMSM.
Recuerdo con claridad mis primeros años de clases en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde me formé como estudiante de sociología. En particular, las clases magistrales de Julio Cotler dejaron una profunda impresión en mí. Aún puedo escuchar sus frases emblemáticas resonando en mi mente: «estos extremistas quieren forzar la realidad social en una pequeña caja de fósforos» y «la obsesión de los fundamentalistas por etiquetar todo según sus prejuicios e intereses». También recuerdo los seminarios de Aníbal Quijano, quien nos enseñaba que el mundo globalizado es una estructura heterogénea y destacaba la compleja inserción social que caracteriza al individuo moderno.
Recuerdo una de las primeras lecciones de Quijano, en la que abordaba la figura del pensador francés Henri de Saint-Simon: lo describía como un pensador único, destacado por su enfoque práctico y empírico, ya que se involucraba directamente con distintos grupos y clases sociales para obtener una comprensión profunda y directa de la realidad social de su época. En este sentido, es fundamental emplear técnicas de investigación social como la observación participante y no participante, el análisis de textos y las entrevistas, entre otras, para entender a esos enemigos de la patria que han llevado al Perú a la ruina: la derecha bruta y achorada, la izquierda radical, extremista y fundamentalista, y los caviares que, viviendo de ONG, intentan imponer una agenda destructora de la familia, mientras se presentan como los moralistas del sistema, aunque disfrutan del dinero y los lujos como el chocolate.
En numerosas ocasiones, he profundizado en el conocimiento de estas repugnantes lacras y lumpenes de la sociedad, utilizando las diversas perspectivas y técnicas que brindan las ciencias sociales. Conocerlos es la única manera de poder vencerlos y entender por qué quieren arruinar al Perú. Estos actúan movidos por mezquinos intereses materiales y económicos, venden una falsa realidad social e inducen a que actuemos de manera que beneficie a grupos de poder internacionales (como los comunistas, o George Soros y su agenda progresista que tiene el objetivo de perjudicar a la familia, entre otros), lo cual es claramente evidente en los caviares. La derecha bruta es un instrumento de poder de los mercantilistas, monopolios y oligopolios a cambio de favores.
La izquierda fundamentalista y bruta busca favorecer a esos poderes ligados a economías ilegales, como el narcotráfico, la minería ilegal y la trata de personas; son defensores del terrorismo y de todo lo que perpetúe la miseria y desesperanza de los ciudadanos, pues de eso se alimentan y se enriquecen. Todas estas facciones —la derecha bruta, la izquierda extremista y los caviares— comparten un interés en mantener la división y el enfrentamiento en el Perú, fomentando la percepción del otro como un enemigo en lugar de un hermano o compatriota. El año 2026 se presenta como una oportunidad para dejar atrás estas opciones divisorias que continúan sumiendo al Perú en la crisis.
Es crucial reflexionar detenidamente sobre nuestro voto; necesitamos un líder que restaure la esperanza, tenga la autoridad para combatir la delincuencia y la violencia, respalde a los emprendedores y empresarios íntegros, y logre sacar de la pobreza a los millones de peruanos marginados. Que Dios nos ilumine y nos conceda la sabiduría necesaria para tomar la decisión correcta.