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Hania y las autoridades uñas largas

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En otro lenguaje

Por: Jaime Asián Domínguez (*)

“Recen para que (todas las autoridades) no seamos tentadas a robar”. La impronta de la ministra de Vivienda, Hania Pérez de Cuéllar, va más allá de la anécdota o del mero insumo para el meme y las mofas en las redes sociales. En esa línea de análisis, para empezar, su abuelo, el respetadísimo exsecretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, ya le habría dado un jalón de orejas y la recomendación expresa de que prepare mejor sus discursos porque no hay oración que valga cuando un funcionario tiene las uñas largas.

El solo hecho de encargarle a la población que rece para que no haya autoridades rateras denota tácitamente que estas ya existen en el circuito estatal, que habló el inconsciente de la titular del MVCS, y, por supuesto, de esas tentaciones y pecados terrenales no puede hacerse cargo papá Dios. Qué osadía. Quizá y solo quizá la invocación debió ser: “Recen para haya ministros empáticos con las necesidades de la gente” o “recen para que el país tenga un mejor destino”, aunque sería mejor no fastidiar al de arriba con sandeces

¿Se acuerdan de “Por Dios y por la plata”? Es exactamente lo mismo, pero, con otras palabras y en otro escenario. De hecho, el autor de la frase estaba pensando más en lo que percibiría después de jurar al cargo que en ser un buen padre de la patria y, entonces, la verdad se le escapó monda y lironda. Y es que se ha vuelto un deporte nacional pensar en el dinero público como la manera más fácil de “hacer caja” y son millones los que se pierden a diario a manos de la corrupción.

En todo caso, parece que la ministra Hania Pérez tiene la piel bien dura porque, después de la polvareda, copió al “Cuto” Guadalupe vislumbrando que “La fe es lo más lindo de la vida”. Fácil, el exjugador le pide regalías, precisamente, porque no se debe “robar” el ingenio de los demás. Finalmente, Jesucristo fue bien claro: “Paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios”. O sea, nada de pedirle que las autoridades dejen de robar porque deberían ser honestas por naturaleza.

(*) Analista político y consultor de contenidos

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“El solo hecho de encargarle a la población que rece para que no haya autoridades rateras denota tácitamente que estas ya existen…”.