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El diálogo fallido de Boluarte: Un intento por encubrir el fracaso político

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Boluarte anuncia sorpresas para pobladores puneños


Por: Luis Ernesto Flores Reátegui, abogado constitucionalista


La reciente reunión convocada por la presidente Dina Boluarte con los partidos políticos ha expuesto la fragilidad de su estrategia para establecer un diálogo democrático y una agenda de desarrollo en el país. En un contexto de profunda crisis social y política, la convocatoria fue vista por muchos como un intento desesperado por proyectar una falsa imagen de gobernabilidad, más que un esfuerzo genuino por construir consensos.
La ausencia de los representantes directos de las principales agrupaciones políticas, o la decisión de enviar delegaciones de bajo perfil, muestra la falta de credibilidad de este espacio. Es evidente que los partidos no consideran esta reunión como un foro legítimo para discutir los problemas urgentes del país, sino como un acto simbólico sin verdadera intención de generar cambios.
Lo más preocupante es la exclusión deliberada de Perú Libre y Juntos por el Perú – Cambio Democrático, dos partidos de izquierda con los cuales Boluarte tiene vínculos directos. La presidente de izquierda, elegida bajo el ala de Perú Libre, ha dado un paso calculado al apartar a estas agrupaciones del diálogo. Este movimiento es un intento de utilizar la reunión para hacer cómplices a los demás partidos asistentes de sus fracasos, al tiempo que se distancia estratégicamente de su base política original para protegerla.
La exclusión de estos partidos va en contra de la apertura y transparencia en el proceso. En lugar de fortalecer el diálogo democrático, Boluarte parece estar manipulando la situación para consolidar su poder, desvirtuando el verdadero propósito de la reunión.
Esta táctica, lejos de fortalecer la democracia, profundiza la desconfianza en su gestión. Al tratar de aislar a las fuerzas políticas que la llevaron al poder. Boluarte demuestra una gran incapacidad para liderar este proceso constructivo y de integración.
La fallida convocatoria no es más que un reflejo de un gobierno débil, que, en lugar de enfrentar los problemas del país, busca maquillar su imagen ante la opinión pública.