En su obra sobre la ceguera, José Saramago sacude todas las convenciones, cuando demuestra que hasta las situaciones más extremas pueden tener salida. No ves, pero escuchas y razonas procesos. Hasta cuando-como en el Perú de hoy-todos parecen estar ciegos. Saramago, Premio Nobel portugués, sin embargo, murió sin poder ayudarnos a encontrar la fórmula para que Congresistas, Premier y presidenta, recuperen la vista para salvar al Perú.
La primera ceguera que atribula al país es la del Premier, autor de un manual anti subversivo que ha cambiado la estrategia de seguridad democrática por el violentismo más desordenado y sin estrategia. No más doctrina de seguridad, el Perú entero es un VRAEM. Su resultado, un salto en el desborde popular en curso, porque el discurso provocador y militarista, alienta a masas guerreras a sumarse a la contienda. Cómo en el VRAEM y todo el Sur, adonde los Congresistas militares fracasaron cómo Jefes Militares, el Premier sueña con una imposible victoria a lo Pirro. Ceguera, no ve la crisis como oportunidad de solución negociada con los intereses de los protestantes, sino como afirmación pura y dura del propio poder y jerarquía. Esto es Freud y no Maquiavelo. 55 vidas y siguen muriendo. Ceguera por fanatismo militarista.