
LA DISFUNCIÓN DE LA PALABRA
La más colosal la soltó Dina: “Con 10 solcitos hacemos sopa, segundo y hasta postrecito”
El 2025 será recordado menos por sus reformas que por sus palabras. En el Perú, la política ya no se gobierna: se cita. Cada conferencia, cada mitin y cada entrevista dejaron frases que, lejos de aclarar el rumbo del país, terminaron revelando la distancia entre el poder y la realidad.
Desde Palacio de Gobierno, la expresidenta Dina Boluarte intentó explicar la precariedad nacional recurriendo a una escena doméstica improbable: “A veces hasta con 10 solcitos hacemos sopa, segundo y hasta postrecito, ¿no es cierto?”. La frase, dicha desde la cúspide del Estado, condensó una desconexión profunda. El país real no cocina con metáforas; sobrevive con resignación.
En el terreno de la educación y la política sentimental, César Acuña volvió a dejar una huella lingüística difícil de borrar: “Cada niño representa nuestra niñez”. La tautología, presentada como revelación, confirmó que en el Perú la palabra muchas veces sustituye a la idea y la consigna reemplaza al pensamiento.
Rafael López Aliaga, fiel a su estilo beligerante, insistió durante todo el año en que el país vive una “guerra cultural”. Su discurso convirtió el debate público en una cruzada moral permanente, donde el adversario no es un rival político sino un enemigo existencial. No gobierna con datos, sino con advertencias.
FRASES GASEOSAS. Por su parte, Keiko Fujimori volvió a invocar una palabra recurrente en su trayectoria: reconciliación. La pronunció como promesa y como escudo, sin lograr desprenderla del peso de la memoria. En política, no basta repetir una palabra para vaciarla de historia.
Desde el escenario del humor convertido en tribuna, Carlos Álvarez sostuvo que “el pueblo quiere que alguien diga las cosas sin miedo”. Olvidó, quizá, que decir no es gobernar, y que el micrófono no sustituye al Estado ni el aplauso reemplaza al proyecto.
Finalmente, Martín Vizcarra, instalado en su ya habitual condición de candidato sin cargo, reiteró que “la historia pondrá las cosas en su lugar”. Es una frase cómoda: la historia siempre llega tarde, no rinde cuentas y nunca vota.
Así, el 2025 deja un archivo verbal inquietante. Frases que pretendieron explicar el país y terminaron explicando a quienes las dijeron. Porque en el Perú contemporáneo, la política no solo se mide por lo que hace, sino —y sobre todo— por lo que dice cuando cree que nadie está escuchando.
Y el país, cansado pero atento, escuchó todo.
“César Acuña volvió a dejar una huella lingüística difícil de borrar: ‘Cada niño representa nuestra niñez’”.
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Veces ha postulado César Acuña sin éxito a la Presidencia.
Algunas frases del líder de APP
«La vida es lo más preciado que uno tiene en la vida».
«Dime con quién eres y te diré quién eres» .
«Yo ya no vivo en Trujillo, vivo en Perú”.


