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José Jerí sorprende a propios y extraños

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Consultor de contenidos y analista político – @jaimeasian

JAIME ASIÁN DOMÍNGUEZ

Después del casi inexistente “colchón” de aceptación popular que le dejó Dina Boluarte -la que alardeaba bañarse en manteca, no en aceite, y al final terminó “frita” por incapacidad moral permanente-, resulta lógico que un presidente hiperactivo como José Jerí, que aparece en mangas de camisa comandando operativos policiales y habla de “recuperar la confianza en las instituciones”, empiece a ganarse la tolerancia de la población y alcance el 58% de popularidad que le otorga la última encuesta de
Datum Internacional tras un mes en Palacio de Gobierno. Él mismo ha definido su estilo como “más directo, presente y cercano a la ciudadanía”, y pone como ejemplo la rapidez con que su equipo toma decisiones, además de mantener una “comunicación constante con la población”. Para seguir con el parangón, aunque dicen que las comparaciones son odiosas, su antecesora solía dar discursos de estrado oficial con la nariz alzada, aislada de la prensa por un contingente de seguridad bien amaestrado para esquivar las “preguntas tendenciosas”. Por ahí, también, pasó su Waterloo del 9 de octubre.
Un mandatario está obligado, ahora y siempre, a mantener un feedback constante con el pueblo, máxime en estos tiempos en los que las redes sociales y las plataformas digitales agilizan la comunicación y vuelven partícipes a los jóvenes -léase la generación Z-, nativos en la producción y circulación de narrativas que a veces terminan por trastocar sus propios intereses. Jerí, de 39 años, entiende bien la idiosincrasia de estas comunidades y sorprende a propios y extraños con una política de marcado trabajo de campo, aunque la inseguridad ciudadana continúa dejando un rastro de balazos mortales.
Quizá el Congreso de la República, este que, increíblemente, ha subido de 8% a 15% en aprobación, según la misma encuestadora, jamás imaginó que, al encumbrar a José Jerí como eventual defensor de sus intereses, también estaría propiciando el nacimiento de un nuevo presidenciable dentro de ese pobre espectro de postulantes inmersos en un círculo vicioso. Como que el tiro le salió por la culata. Ojalá el presidente de transición siga resolviendo problemas para beneficio del país… y de él mismo. Resta ver, en efecto, si este impulso inicial se convierte en liderazgo sostenible o si, como tantas veces, la política peruana vuelve a devorar a su próximo protagonista.

“Jerí, de 39 años, entiende bien la idiosincrasia de estas comunidades y sorprende a propios y extraños con una política de marcado trabajo de campo”.