En otro lenguaje
Por: Jaime Asián
Consultor de contenidos y analista político – @jaimeasian
¿Se imaginan a Flor (ex Florcita) Polo sentada en la Cámara de Diputados? Lo que se hereda no se hurta, dirán algunos, en alusión a que es hija de la excongresista y reina de las dietas, Susy Díaz. “A mi hija le he recomendado la ‘Dieta de Florcita’: tiene que regar la florcita… si no, se marchita”, dice la inigualable ‘Chuchi’, probablemente mientras planifica una moción de orden para que los debates parlamentarios se transmitan por TikTok.
Parece una broma, pero no lo es: Juan Manuel ‘El Loco’ Vargas y José Luis ‘El Puma’ Carranza también están en el partidor como posibles precandidatos. -Señor Carranca, ¿qué es el Legislativo? -El Legislativo es el Legislativo. Y que nadie le haga el pare en el Hemiciclo al ex de Tilsa Lozano porque podría voltearle la cara, como lo hizo con el pobre ‘Cóndor’ Mendoza’.
Y sabe Dios qué otros personajes de Chollywood y la pelotita se sumarán a la osadía de buscar una curul. En todo caso, muchos ciudadanos los prefieren por encima de nombres como Kuczynski, Morgan Quero, Juan José Santiváñez y la misma Dina Boluarte, que pretende seguir en la mamadera luego de ser vacada por incapacidad moral permanente. En la política peruana, la moral es un valor opcional, como el aire acondicionado en una combi.
Quizá lo más lamentable es que la mayoría de los actuales ‘padrastros de la Patria’, responsables directos de muchos de los males que afectan al país, buscan repetir el plato, pero ahora en la cámara baja o cámara alta, con un sueldazo de más de 42 mil soles que ellos mismos aprobaron sin titubear. Se han ido de robo en el último quinquenio, por decir lo menos, y ya les gustó la cochinada.
El elector tiene en sus manos algo más poderoso que cualquier curul: la posibilidad de no repetir la historia. Pero eso requiere memoria, criterio y la voluntad de mirar más allá del rostro famoso o la frase pegajosa, léase floro. Elegir bien no debería ser un acto de fe, sino de conciencia. Si seguimos votando por espectáculo o chongo, no nos quejemos cuando el Parlamento se convierta en un reality sin final de temporada. Y así no juega Perú.
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“Pero eso requiere memoria, criterio y la voluntad de mirar más allá del rostro famoso o la frase pegajosa”.
