Usuario de Pensión 65 del Midis agradece al “Cristo Moreno” por salvar a su hijo.
Sumergido en la desesperación y el miedo, cuando creyó que su hijo Jonathan, que en ese momento tenía tan solo 3 años, podría morir a causa de un terrible asma que poco a poco se agravaba, Pedro Rolando Bracamonte Álvarez se aferró a la única esperanza que encontró: su devoción e inquebrantable fe en el Señor de los Milagros.
Con el corazón en las manos, llevó a su pequeño a la procesión del “Cristo Moreno” para pedirle que lo sane y le regale más tiempo a su lado. “Fue hace 30 años. Ese día lo acompañamos y cuando se detuvo en la avenida Tacna, puse a mi niño en mis hombros y me acerqué lo más que pude a la imagen sagrada para pedirle por su salud”, recordó el adulto mayor, que ahora forma parte del programa Pensión 65 del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis).
Ahora con 75 años, don Pedro confiesa que su fe salvó a su hijo, que este año cumplió 33 y siempre cuida de él. “Lloré, le hablé con el alma, con los más profundo de mi ser”, agregó el septuagenario, quien vestía su tradicional túnica morada; así como el cordón bajo el capote y su detente en el pecho.

Con el pasar del tiempo, el señor Bracamonte Álvarez notó la mejoría de su hijo, quien ya no se ahogaba y podía realizar sus actividades con normalidad. Lleno de nostalgia y resiliencia, comentó que su vida dio un giro importante, porque podía trabajar más tranquilo por su niño y que pueda jugar sin la angustia de que vuelvan los ataques de asma.
Después de este episodio, el usuario de Pensión 65 del Midis nunca dejó de acompañar al Señor de los Milagros en cada procesión. Para él, su devoción y esperanza le cambiaron la vida, porque al inicio creyó que estaría perdido tras separarse de su pareja y quedarse con su niño, pero encontró la luz al final de la oscuridad y logró salir adelante.
“Hasta ahora soy papá soltero, aunque también soy abuelo”, añadió con un tono pícaro. “Eso sí, siempre pensando en mi hijo. Por eso le pedí al Señor de los Milagros por su salud y me escuchó”, concluyó emocionado.
Fiel creyente
Don Pedro perteneció a la novena cuadrilla y tuvo la oportunidad de sostener el anda en sus hombros. Ahora, que los años han pasado, dijo que solo acompaña a la multitud y reza por su familia, en especial por sus tres nietos, a quienes les comparte su fe.
Añadió que, como creyente y dueño de un nombre bíblico, es querido en su amado Barrios Altos, donde saluda a sus vecinos y les habla de Dios.
“Aunque ahora estoy un poco delicado, estoy seguro que mi fe me dará salud y calma. Por eso seguiré yendo a las procesiones”, reflexiona el hombre que nunca se dejó vencer por los obstáculos de la vida, y se aferró al amor a su hijo y su fe al Señor de los Milagros.
Gran abuelo
Pedro Bracamonte mejoró su calidad de vida desde que recibe la subvención económica del Midis, a través de Pensión 65, que este año se incrementó a S/350. Contó que con el soporte económico compra sus alimentos, insumos para algún emprendimiento, como la venta de rosarios, y pasar tiempo con sus nietos, quienes son la luz de sus ojos. “Son tres. Con la que paso más tiempo es con Fabiana de 8 años, quien me ve como un gran abuelo”, concluyó.



