La nueva película de Francisco Lombardi, «El Corazón de Lobo», está teniendo mucha acogida del público a nivel nacional y ofrece una mirada conmovedora a la violencia vivida en el Perú durante el periodo de Sendero Luminoso, conversamos con Silvana Díaz Goycochea, actríz peruana que da vida a la Camarada Lucía, en la película
Silvana cómo fueron tus inicios en la actuación. ¿A qué edad comienzas a interesarte?
-Desde muy pequeña siempre me interesó el arte. Recuerdo la primera vez que fui al cine, tenía 4 años. Sentí un profundo interés por algo que no sabía cómo se llamaba, pero sabía en el fondo que quería hacer eso. Al llegar a casa, jugaba a ser los personajes de la película, los colocaba en distintas circunstancias y me divertía un montón. Así pasaron los años, hasta que cuando tuve 11, fui al teatro y así como con el cine, fue algo inmediato. Me enamoré del arte de actuar, y pensé “yo quiero hacer esto por el resto de mi vida, no sé cómo lo haré, pero quiero hacerlo”. Y así empezó todo. A los 13 años le dije a mis papás que quería tomar clases de teatro, y ellos, confiaron y apostaron por mí, a pesar de lo tímida e introvertida que era y lo mucho que me costaba hablar en público, socializar e incluso hacer amigos.
Has participado en obras teatrales?
-Sí. El teatro me acogió y fue mi lugar seguro para solo ser y poder descubrir partes de mí. Me enseñó a romper miedos internos y descubrir mi voz y el poder que tiene. Pude participar en obras como “El Gran Teatro del Mundo” de Pedro Calderón de la Barca; una puesta en escena con más de 500 personas en la Iglesia San Francisco, que se prestó como escenario. Fue una experiencia maravillosa. También fui parte de la obra musical “Hairspray”, que fue un reto por tener que cantar en vivo, pero con mucha preparación, lo pude hacer. La obra, “El Tiempo de los Cangrejos», me llevó a un viaje interno muy poderoso y a darle vida a B2, una adolescente víctima de la trata de menores. Fue un proceso arduo, de mucha investigación y trabajo corporal, que tuvo un impacto en mi vida y sé que también lo fue para el público que nos acompañó. “La Nave de las Emociones”, fue una obra que llegó a mí en el momento que más insegura me sentía en mi forma de actuar, hice el casting y solo le pedí a Dios que pueda quedar, tal vez no como un personaje, sino como el árbol de atrás, no me importaba el papel, solo quería ser parte de una obra que tocaba temas tan importantes como la salud mental infantil. Sin imaginarlo, recibí el mensaje que había quedado como la protagonista del proyecto. No lo podía creer. Y el resto es historia. La obra tuvo un impacto increíble en el público, siendo la primera obra musical peruana que habla sobre la inteligencia emocional y la salud mental, con canciones originales, interacción con el público, y con una temporada exitosa de 4 años consecutivos.
Cómo ingresas al género del cine, tuviste alguna experiencia previa al largometraje que acabas de hacer?
-Durante la pandemia, decidí tomar talleres internacionales virtuales como en Los Ángeles, Colombia, Argentina, que me permitieron entrar y conocer el mundo del cine. La diferencia de actuar del teatro al cine fue un proceso de mucho entrenamiento. Y fui parte de cortometrajes universitarios como otros profesionales que recorrieron festivales, pero siempre entrenándome en todo lo que pueda en actuación para cine y televisión.
Cómo logras el personaje de Lucía en la película «El corazón del lobo», la nueva películadeFranciscoLombardi.Comofueelprocesodeselecciónparatupersonaje.
-El casting fue abierto para todo el público con una productora a la cual admiro, Zebra 3 Producciones, con ellos ya había trabajado anteriormente para otros casting y me invitaron a participar. El primer filtro era mandar 3 fotos y la única información que tenía, era que mi personaje era una camarada. Sabía que no era cualquier casting, era para un gran director como lo es Francisco Lombardi, y que el solo hecho de que me conozca, ya era un ganar para mí. Así que me puse manos a la obra, y con una rápida investigación porque necesitaban las fotos ya, encontré un vestuario que ayudaba al personaje. Se lo mostraron a Pancho, y según me cuentan me rechazó por mis ojos verdes que no encajaban con el perfil que buscaban. Pero gracias al director de casting, Manuel Alva, que se le ocurrió hacerme también la prueba con las escenas, y mandarlo; fue así como Pancho lo vio, y me consideró para el proceso. Luego de eso, pasé varias pruebas, después de 1 mes, me llamaron para el último callback, y sabía que tenía que dar todo de mí, y así fue. Dos escenas de 1 minuto y 3 minutos, cambiaron mi vida, y me permitieron tener la gran oportunidad de trabajar con un director que admiro, y darle vida a la Camarada Lucía, un personaje que me enseñó mucho.

Qué significó para ti trabajar con Francisco Lombardi, uno de los cineastas más destacados de Latinoamérica
-Una gran responsabilidad. Porque sabía que siendo un cineasta tan reconocido, iba a tener mucho público de toda Latinoamérica atentos a la película, y sabía que necesitaba ser muy consciente con mi trabajo y prepararme mucho para el rol. Fue un proceso retador el cual me encantó vivir, porque cada día había algo nuevo que descubrir de mi personaje, algo que investigar, que crear. Trabajar con Francisco fue un sueño cumplido.
Tenias información de la violencia vivida en el Perú por los años de terrorismo. Frente a eso como fue construir tu personaje.
-Tuve la suerte de crecer en una familia periodista, entonces la informacion sobre el terrorismo y todo lo vivido en el Perú, no era algo ajeno a mí. Desde pequeña mis padres siempre me informaron de la historia de nuestro país y de toda la violencia que sufrimos. Eso me permitió no empezar desde cero en la construcción de personaje, pero también me apoyé en la investigación. Vi muchos reportajes, documentales, leí muchos artículos, y todo eso me ayudó a poder capturar la esencia de historias reales de niños secuestrados que como mi personaje, estaban siendo obligados a vivir una vida que no eligieron. Gracias a toda esta investigación, pude ver como era su forma de mirar, la tristeza y desconocimiento en sus ojos, la resignación pero también la pincelada de esperanza de querer escapar, de tener una vida libre más allá de la violencia. Pude notar que tenían una voz pero la necesitaban silenciar para sobrevivir. Escuchar cómo hablaban también fue un proceso fundamental, porque decidí construir un acento para que Lucía, sea lo más auténtica posible al lugar en el que nació. Y con toda esa información, traté de traerla a mi realidad y ponerme en esas circunstancias. No fue fácil el proceso de construcción, pero fue algo que me marcó.
Qué retos tuviste que afrontar en el rodaje. Fue difícil trabajar en una zona inhóspita y de difícil acceso?.
-Definitivamente el calor y los mosquitos fueron un reto desde el principio. Mi personaje tenía un vestuario abrigador, un pantalón de franela, un polo manga larga, botas de caucho y una gorra, y eso con 40 grados era difícil. Nunca había sudado tanto en mi vida. Pero todo el tiempo nos hidratamos, la producción nos cuidaba mucho y siempre estaba atento a cualquier cosa. Algo que estaré eternamente agradecida, es que tuvimos la oportunidad de rodar en un escenario vivo como fue la selva peruana, y eso me permitió darle mucha más verosimilitud al personaje y todo lo que había construido. Las tormentas repentinas fueron algo que se aprovechó en escena y formaron parte de la historia. Y lo más interesante que me tocó vivir, fue que en la segunda semana de rodaje, para llegar al set, nos teníamos que subir en una lancha y navegar por 10 minutos, para rodar en la jungla profunda. No había señal, ni luz, solo la madre tierra, los animales y nosotros. No podíamos quedarnos hasta más de las 5 de la tarde, porque sino, la marea subía y no podíamos cruzar el río. Algunas veces nos hicimos tarde y casi no pudimos cruzar. Fue una experiencia inolvidable para mí.

¿Qué mensaje deja la película, crees que es importante que aquellos que no vivieron esa etapa de violencia la conozcan?
-¿Puede alguien atravesar el infierno y salir con el alma limpia? Una frase del libro “El miedo del lobo”, del cual la película está basada. Yo creo que “El Corazón del Lobo”, nos permite conocer los eventos que sufrimos como país; y para las nuevas generaciones me parece importantísimo que puedan aprender de los errores del pasado para que no se repita.
Porque bien dicen que “los que no conocen su historia, están condenados a repetirla.” Esta película nos enciende el pensamiento crítico a través de la historia real de un niño de 9 años que fue secuestrado por sendero luminoso, nos hace reflexionar y cuestionarnos sobre la violencia, la identidad y la resistencia desde una perspectiva íntima, realista y cruda.
¿Cómo fue trabajar con Lombardi y con todo ese equipo grande de producción?
-Maravilloso. Trabajar con Lombardi, fue una clase maestra, porque siendo un director que sabe lo que quiere, sus direcciones eran precisas. Recuerdo mi primer día de rodaje, estaba muy nerviosa, él lo notó, y antes de empezar a grabar, me dijo “tranquila, lo vas a hacer muy bien, confía en ti”. Siempre fue un director presente, muy buena onda y cuidadoso, que junto al asistente de dirección, Gastón Vizcarra, hacían un equipo hermoso. Convivir con el elenco y equipo de producción por casi 1 mes, nos hizo formar una gran familia. Nunca olvidaré la frase que me dijo la maquilladora, Katty Carbajal: “Todos somos parte de un gran reloj, si una pieza falta, el reloj no va a funcionar.” Y cuánta razón tenía, porque cada persona que fue parte de este rodaje, era importantísima, si faltaba alguien, la película no podía empezar a grabarse.

Qué anécdotas o percances surgieron en el rodaje.
-Uno de los días en donde grababamos en la selva profunda, nos hicimos tarde y teníamos que cruzar el río para llegar al hotel, la marea había subido por las lluvias, así que cuando subimos a la lancha, la persona encargada nos dijo “agárrense, porque el río está muy movido”, y sí que lo estaba. Casi nos volcamos, entró mucha agua a la lancha y teníamos que hacer equilibrio y jugar con el peso. Fue una gran anécdota.
¿Cómo te proyectas ahora?. ¿Quieres seguir con el cine?
-Me encantaría seguir en el cine, es uno de mis grandes objetivos. Creo que esta película me retó de muchas maneras y me permitió explorar universos lejanos a mí, que enriquecieron mi forma de ver la vida. Y por eso ahora busco darle vida a personajes que me reten. Cada personaje nuevo es un mundo para habitar y conocer, y eso me llena de mucha curiosidad. Tengo en mente también viajar y expandir mis conocimientos, y por qué no, trabajar internacionalmente, no solo en cine, sino también en series, televisión, etc.

Tengo conocimiento que «El corazón del lobo» está teniendo mucha acogida del público a nivel nacional. Cómo te sientes con esa respuesta.
-Muy emocionada y feliz que la película esté teniendo esa recepción. Creo que “El Corazón del Lobo” está recibiendo un impacto positivo en el público por la historia que cuenta, porque no está plasmada para ‘hacer feliz al espectador”, sino para movilizarlo, conmoverlo y hacerle cuestionar. Y creo que el arte tiene ese poder, sacudirnos y permitirnos aprender de lo desconocido. Hay mucha gente que me ha escrito y me ha compartido lo que le pareció la película. Muchos se han conmovido hasta las lágrimas, otros se han indignado porque no conocían lo vivido en el Perú, y casi todos coinciden en la apuesta valerosa de Pancho, de decidir mostrar a actores no conocidos pero con mucho talento. Me honra demasiado que Lombardi haya visto en mí algo “diferente” y me haya dado esta gran oportunidad.
Crees que hay apoyo del gobierno para hacer cine en el Perú. Qué hay de la ley del cine.
-Creo que en los últimos años el apoyo ha bajado y eso es triste, porque al año se hacen muy pocas producciones, a diferencia de otros países que sí tienen industria. Con la nueva ley del cine que aprobaron este año, recorta mucho el presupuesto para el cine regional, que estoy segura, tiene grandes historias por contar. Como peruanos, creo que es un derecho poder visibilizar y darle voz a tantas comunidades silenciadas y tantas historias queriendo conocer la luz, que apoyar el cine, debería ser una regla fundamental; pero no pierdo la esperanza de que el gobierno apoye totalmente lo que como país queremos contar.