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Demencia senil afecta a 57 millones de personas en el mundo

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La demencia senil representa una crisis sanitaria mundial con altos costos humanos, sociales y económicos.

La demencia senil afecta actualmente a 57 millones de personas en todo el mundo, con casi 10 millones de nuevos casos cada año, según datos recientes de la OMS. Esta enfermedad neurodegenerativa, cuya forma más común es el Alzheimer, constituye la séptima causa de muerte global y una de las principales fuentes de discapacidad en personas mayores, especialmente en países de ingresos bajos y medianos.

Una amenaza silenciosa que crece con rapidez

La demencia senil es un síndrome progresivo que deteriora la memoria, el pensamiento y la capacidad de realizar tareas cotidianas. A pesar de estar comúnmente asociada al envejecimiento, no es una parte inevitable de este proceso. El 9% de los casos corresponden a personas menores de 65 años.

Más del 60% de los pacientes viven en países de ingresos medios y bajos. La OMS estima que los costos globales de la demencia alcanzaron los US$ 1,3 billones en 2019, de los cuales el 50% fue asumido por cuidadores informales, principalmente mujeres, que dedican en promedio cinco horas diarias al cuidado de pacientes.

Principales causas y formas de la demencia

La enfermedad de Alzheimer representa entre el 60% y 70% de los casos de demencia senil. Otras formas comunes son la demencia vascular, por cuerpos de Lewy, y la demencia frontotemporal. También puede derivarse de infecciones como el VIH, deficiencias nutricionales, accidentes cerebrovasculares o lesiones cerebrales repetidas.

Los factores de riesgo incluyen la hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo, inactividad física, aislamiento social y depresión. La contaminación del aire y el bajo nivel educativo también han sido asociados con un mayor riesgo.

Signos, síntomas y consecuencias

Los primeros síntomas suelen incluir pérdida de memoria reciente, desorientación, dificultades para resolver problemas y cambios en el estado de ánimo. Con el tiempo, los pacientes pueden dejar de reconocer a familiares, perder la movilidad y requerir asistencia constante para sus necesidades básicas.

Este deterioro progresivo genera un enorme impacto no solo en los pacientes, sino también en sus familias, cuidadores y sistemas de salud, a menudo sin la infraestructura adecuada para responder.

Sin cura, pero con opciones de cuidado

Actualmente no existe cura para la demencia senil, pero hay tratamientos farmacológicos y no farmacológicos que ayudan a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Las actividades físicas, sociales y mentales tienen un efecto positivo, así como el diagnóstico temprano.

La OMS ha promovido el Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025, que busca priorizar el tema en la agenda global, fortalecer los sistemas de información, apoyar a los cuidadores y fomentar la investigación.

Un llamado a la acción global

La demencia senil requiere un enfoque integral que respete los derechos humanos y garantice acceso a diagnósticos, cuidados dignos y apoyo a las familias. La falta de conciencia y la estigmatización siguen siendo obstáculos que impiden una respuesta efectiva frente a una de las crisis sanitarias más urgentes del siglo XXI.