En otro lenguaje
Por: Jaime Asián Domínguez

El “Lagarto” Martín Vizcarra estuvo a punto de llevar su cola al Penal de Barbadillo, la ya famosa cárcel presidencial, allí donde pernoctan actualmente Pedro Castillo, Alejandro Toledo y Ollanta Humala no precisamente por ser santos. Gracias al juez Víctor Alcocer Acosta nos privamos de tener a cuatro exmandatarios corruptos presos respirando del mismo aire, comiendo de la misma paila dorada, aunque todo hace indicar que la investigación por el delito de cohecho pasivo propio, o sea coimas, finalmente conducirá al exgobernador de Moquegua al presidio de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes), en Ate.
Por angas o por mangas, ya sean tres o cuatro, resulta una vergüenza contar a tantos ex jefes del Estado purgando condena tras haber defraudado a la población, y nos quedamos cortos porque el extinto Alberto Fujimori pasó varios años en la misma cárcel y Pedro Pablo Kuczynski, que hace poco prácticamente fue bajado del avión cuando intentaba salir del país rumbo a Estados Unidos, debe agradecer a todas las almas por mantenerse solo con restricciones a pesar del pedido fiscal de 35 años en su contra por recibir harto dinero de la corrupta Odebrecht.
El actual papa, de corazón peruano, León XIV tiene perfecto dominio de cómo se mueve la política en el país que le sirvió de trampolín evangélico para llegar al Vaticano y en varias ocasiones ha salido en defensa del pueblo frente a las autoridades que se regodean con el poder, sin embargo, fue el papa Francisco quien lanzó el dardo directo y sin escalas: “¿Qué pasa en Perú que cuando uno deja de ser presidente lo meten preso?”. Seguramente Jorge Mario Bergoglio después entendió que los peruanos soportamos una camada impresentable de mandatarios, congresistas, alcaldes y gobernadores.
Como “Lagarto” que es, Martín Vizcarra tiene el pellejo duro y no le entran balas, pero el Tribunal Constitucional (TC) acaba de asestarle un golpe letal al confirmar la inhabilitación de cinco años que le impuso el Congreso de la República para ejercer cualquier cargo público hasta 2027, lo que frustra su intención de candidatear a la presidencia en las Elecciones Generales de 2026. Igual, con o sin reptiles en competencia, nuestro espectro de postulantes presenta una fauna que no avizora un cambio de rumbo y mejor calidad de vida para la población.
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“Con o sin reptiles en competencia, nuestro espectro de postulantes presenta una fauna que no avizora un cambio de rumbo y mejor calidad de vida para la población”.