La escultora, poeta y fotógrafa peruana, egresada de la ENSABAP, reflexiona sobre la importancia de cultivar el amor por el arte desde la infancia, la lucha de los artistas en un sistema adverso y su visión del Perú a través de la creación. Una entrevista llena de colores, recuerdos y convicciones.
Por José Beltrán Peña
De la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (ENSABAP) fundada en 1918 -en la actualidad ya tiene el rango de universidad-, han estudiado grandes pintores y profesores que ya forman parte de la historia de la pintura peruana, local en donde dicen que se dan sucesos para normales, y recientemente ha fallecido su mítico modelo el señor Rodolfo Muñoz, una de ellas es la joven escultora Patricia Guisse Castellano, quien también es poeta y fotógrafa, y ha expuesto en México, Bolivia y España. He aquí su palabra llena de colores que nos ilustra su amor por el arte.

JOSÉ BELTRÁN PEÑA: ¿Dónde nacista y cómo fue tu infancia?
PATRICIA GUISSE CASTELLANO: Nací en Lima, mis padres eran chinchanos, la mayor parte de mi vida la desarrollé en la Capital, Lima. Vivir en Chincha es tranquilo, casi no hay ruidos y se escucha la naturaleza, eso no tiene precio. Soy la cuarta de cinco hermanos, no teníamos tiempo para aburrirnos. Mi mamá quedó viuda joven, salir con cinco niños no era fácil, aun así, nos llevaba a pasear siempre, recuerdo visitar el MALI desde que tenía siete años, me encantaban los cuadros de los Ángeles Arcabuceros. Ella era una persona muy creyente y la verdad que Dios ha hecho muchos milagros en mi familia, recorríamos las distintas iglesias del Centro de Lima sus museos, me gustaba la arquitectura y las esculturas. Era muy cómplice para la diversión, jugaba a los yaces con nosotros o era juez en el stop, y algo que ella no olvidaba era su tierra, cuando llegaba la fiesta de Chincha en octubre, hacia las maletas y nos íbamos, faltábamos al colegio y luego nos hacia la justificación, eran momentos donde la familia de mi mamá se reunía.
JBP: ¿Dónde estudiaste?
PGC: En el Colegio Dalton, que hasta ahora existe, fue fundado por José Antonio Encinas, que se considera el padre de la educación en el Perú, en ese entonces era un colegio solo para niñas, En primaria teníamos una auxiliar, la Señora Lola, que cuando teníamos nuestra práctica de escritura Palmer, ella nos iba leyendo las tradiciones de Ricardo Palma. Nunca olvidaré a la señora. Lea Barba, mi maestra de Historia Universal, por ella me gusto el arte, me prestaba libros de arte, para que los viera en mi casa, era la explicación de lo que durante toda mi infancia veía y admiraba en las iglesias y los museos, mi otra maestra Ana María Portugal me enseñaba Literatura, el Siglo de Oro Español me llevó a empezar a escribir. Lo que cambio mi vida fue leer la Biblia desde primaria, los Salmos y los Proverbios, es el libro al que regreso siempre, leerlo me emociona me conmueve.
JBP: ¿Cuándo elegiste ser artista?
PGC: Si bien el arte siempre estuvo en mí vida, en realidad, al salir del colegio no pasaba por mi mente, quería ser arqueóloga. Mi mamá creo que no lo esperaba, dijo que moriría de hambre, y no patrocinaría mi postulación a la universidad para esa carrera. Mi actitud rebelde fue no estudiar nada. Un día mi hermana mayor Delia me pregunto si no quería estudiar algo, fuimos al Mali, en el Taller de Literatura de Otilia Navarrete, estuve un tiempo, luego fui al Museo de la Nación buscando unas clases de cerámica que eran requisitos para postular al instituto de restauración, no había plazas, esperando estudie con el pintor César Castro, quién me incentivo a postular a la ENSABAP, me gustaba dibujar, pintar, hacer cosas con las manos, ahí recién tome la decisión de estudiar arte. Desde ese momento mi familia vio mi dedicación a pintar a dibujar, amaneciéndome incluso, me apoyaron, si bien a veces no entendían mis locas ideas, pero estaban ahí.
JBP: ¿Qué fue lo mejor de la ENSABAP?
PGC: Lo mejor fueron los amigos y compañeros de estudios que uno tiene, fuera que la ENSABAP era el microcosmo del Perú, había personas de distintas partes del país y todas con el mismo sueño, ser artistas.
JBP: ¿Qué es ser artista en el Perú?
PGC: El ser artista peruano es luchar contra un sistema, abrirte camino en este, para luego formar parte de él, con tus convicciones en el mejor de los casos y así poder vivir de tu arte.
JBP: ¿Qué cosa es ser escultor en el Perú?
PGC: Ser artista en el Perú es difícil, mucho más ser escultor, no pintor porque hacer un cuadro es más factible ser vendido. El consumo de arte como obra escultórica es poca, el mercado es pequeño, los costes de venta de una obra suben demasiado por el cobro de porcentajes de las galerías que llegan a 45% o más. En muchos casos los artistas se tienen que dedicar a otra cosa, sea publicidad, ilustración, diseño gráfico o docencia. Son pocos los artistas que tengan una actitud dirimente con la sociedad en sus obras y venda su obra, es más fácil vender lo que es cómodo al espectador, un arte sin cuestionamiento. El ser artista peruano es luchar contra un sistema abrirte camino en este, para luego formar parte de él, con tus convicciones en el mejor de los casos y así poder vivir de tu arte.
JBP: Haz recibido influencias o tratas de hacer un camino propio
Trato de hacer mi propio camino, experimentando con las técnicas. Como te dije de los artistas que admiro, El Greco y Goya aprendí que no todo debe ser perfecto, lo feo también es bello, tenían un estilo muy diferente considerando sus contemporáneos. Picasso me enseño que no hay límite para representar lo que quieres y que los procesos son buenos. Degas su etapa de escultor, me encanta la pequeña bailarina de ballet, aprendí que frente a una adversidad física siempre puedes hacer arte (Degas estaba ciego cuando comenzó hacer esculturas) Miguel Ángel su última etapa es la perfección de lo inacabado. De los artistas peruanos Humareda, Martín Chambi, Pancho Fierro y Palao aprendí amar al Perú.
JBP: Dame tres nombres de los principales escultores del Perú a nivel nacional y tres nombres de libros que te gusten:
PGC: A mi parecer en escultura: Miguel Baca Rossi, Víctor Delfín y Johana Hamann. Los libros que me gustan: La Biblia, tiene todas las historias y no es ficción
JBP: ¿Cómo podrías conceptualizar tu arte?
PGC: Mi arte es ecléctico en el sentido de técnicas que uso, sea escultura en madera, textil, dibujos, collage o fotografías, en todas ellas el individuo es el centro, es ese tratar de conocer al otro que también soy yo.
JBP: ¿Dónde te sientes mejor esculpiendo o escribiendo?
PGC: En las dos formas, ambas comunican mi visión del otro que también soy yo, sólo que con uno uso materiales sea madera, papel o telas para significar, y en el otro uso para construir, las palabras.
JBP: ¿Cómo haces para mostrar tu trabajo?
PGC: He expuesto en muchos lugares, gracias a la colaboración de gestores culturales, mi obra ha viajado a México, Bolivia y España, de manera virtual a más lugares, el internet es maravilloso cuando se trata del arte, así he conocido curadores, artistas, y si hablamos de la escritura de esta forma conocí a mi primer editor que me público un cuento, cuando uno quiere hablar con su arte no hay limitaciones. Al llegar la pandemia no era novedad para mí “el aislamiento” social, vivir en esta casa me da tranquilidad, antes solía ir a Lima una semana al mes para ver como andaba el ambiente cultural, mayormente para ver las grandes muestras del Mali o algún museo especifico por investigación, de regreso me venía cargada de libros, y con eso satisfacía mi necesidad de arte, porque un artista no solo produce arte se nutre de él, de sus pares.
JBP: ¿Cuáles son tus proyectos?
PGC: Proyectos muchos, avanzarlos todos juntos cuesta un poco, entre investigar, escribir, hacer dibujos, y esculturas textiles se mueven mis días ahora
JBP: ¿Te duele lo que sucede actualmente en el país como la corrupción?
PGC: Si como a todos, ver las noticias del país recuerdan los tiempos del terrorismo donde nadie sabía si regresaría vivo a su casa. Es triste, no aprendemos nada, con esto me refiero a la elección de autoridades, a un sistema corrupto que no filtra candidatos sentenciados o con juicios pendientes.
La corrupción tiene siglos en el país, no era tanta, la gente tenía valores, temor de Dios, eso se ha perdido, creen que la vida no les va pasar factura. Somos una sociedad hipócrita, esperamos justicia, cuando nosotros mismos no respetamos las leyes, pasarse la luz roja, estacionarse en la zona de discapacitados, comprar teléfonos de segunda mano que sabemos son robados, todo por estar a la moda. La mayoría somos buenos, no dejemos que las mafias pongan autoridades en gobiernos regionales en el parlamento en las alcaldías, la frase: “si roba no importa mientras haga obras”, dice mucho de nosotros o la otra: “a mí no me importa la política igual tengo que trabajar”. Las personas piensan que las decisiones del gobierno de turno, no les afectará, nadie vive aislado completamente, las malas decisiones de una minoría incapaz y corrupta afectan a la mayoría.
JBP: Tus palabras finales
PGC: Dada las circunstancias que vivimos, que pongamos nuestra confianza en Dios, en su hijo Jesucristo como nuestro Salvador. Oremos, la oración es poderosa, enseñemos a nuestros hijos el compartir tiempo en familia, el respeto por el otro. Que las personas lleven a sus hijos a los museos muchos de ellos son de entrada libre los primeros días del mes, porque no se puede amar lo que no se conoce, esto aplica a cualquier ámbito de nuestra vida, la familia es lo más importante donde se enseñan los valores, despierten del sueño de las redes sociales, que la vida no está en un celular.