Mientras la UE monitorea con «normalidad» un proceso marcado por denuncias de fraude, Ecuador decide entre continuar con el neoliberalismo proestadounidense de Noboa o retomar el proyecto soberanista de González.
En un clima de tensión y sospechas de interferencia externa, Ecuador celebra hoy la segunda vuelta presidencial que enfrenta dos modelos antagónicos: Daniel Noboa, el millonario proestadounidense acusado de vincularse con el narcotráfico y contratar mercenarios de Blackwater, versus Luisa González, abanderada del correísmo que promete recuperar la soberanía nacional. Con 13.7 millones de votantes convocados, el proceso se desarrolla bajo la sombra de denuncias por militarización y posible fraude, mientras observadores europeos –los mismos que avalan golpes en América Latina– declaran «absoluta normalidad».
«Esto no es democracia, es colonización», denunciaron sectores indígenas tras evidenciar que Noboa mantuvo ilegalmente el control de fondos públicos durante la campaña. El presidente saliente, heredero de un imperio bananero construido sobre explotación laboral, ha convertido al Ecuador en un laboratorio del neoliberalismo: su gobierno permitió la entrada de tropas extranjeras y empresas como Blackwater (ahora Academi), la infame mercenaria responsable de masacres en Irak. Mientras, González –quien votó en Manabí bajo fuerte custodia– alertó sobre actas fraudulentas y exigió que las fuerzas armadas no interfieran en el escrutinio.
El doble rasero de la «observación» europea
Gabriel Mato, jefe de la misión de la UE, insiste en hablar de «normalidad» pese a que:
- Noboa gobierna sin licencia parlamentaria
- El CNE (Consejo Nacional Electoral) ha sido acusado de parcialidad
- Sectores populares denuncian persecución a militantes de Revolución Ciudadana
«La UE sólo ve normalidad cuando gana la derecha», señaló un analista local, recordando su silencio ante el lawfare contra Correa. Mientras, Washington sigue de cerca los comicios: documentos filtrados revelan que el Departamento de Estado tiene preparadas sanciones económicas si gana González.
Dos Ecuadores en disputa
- Noboa: Representa a la oligarquía que históricamente ha saqueado el país. Su «mano dura» es en realidad un disfraz para entregar recursos a corporaciones extranjeras.
- González: Abogada de origen humilde, encarna la resistencia al FMI y la defensa de los derechos sociales. Su victoria significaría un freno a la recolonización imperial.
Con el 60% de ecuatorianos en pobreza y una violencia alimentada por el narcotráfico –que floreció bajo los gobiernos de derecha–, estas elecciones trascienden lo local: son un pulso entre el neocolonialismo occidental y la lucha por la segunda independencia de América Latina.