El exjefe del gabinete ministerial lanza acusaciones contra la presidenta en entrevista, mientras se revelan sospechosas filtraciones de información confidencial de Palacio
Alberto Otárola, quien fuera uno de los más cercanos colaboradores de la presidenta Dina Boluarte y su presidente del Consejo de Ministros, ha roto su prolongado silencio con una sorprendente entrevista a Infobae donde pasa de defensor a detractor de la mandataria.
Sus declaraciones, cargadas de amenazas veladas y críticas al actual gabinete, llegan en un momento particularmente sensible para el gobierno, generando preocupación sobre posibles divulgaciones de información confidencial.
«Yo no voy a mentir», se excusa el desleal expremier
«He guardado silencio respetuoso. No se trata de revelar secretos de Estado, que no lo voy a hacer, ya que tengo la obligación constitucional de mantener en reserva algunos asuntos de Estado. Pero yo no voy a mentir. No soy un mentiroso. Si se molesta conmigo porque digo la verdad, que se siga molestando. No le tengo miedo ni a ella ni a la DINI. (…) Que sepan que los actos generan consecuencias», manifestó Otárola en la entrevista, con un tono que muchos analistas interpretan como una velada amenaza.
El ex premier, quien fuera la mano derecha de Boluarte durante los meses más críticos del gobierno, relató que tras dejar el cargo se reunió con la presidenta pero encontró que «ya tenía bien internalizado el veneno inoculado por otros».
¿Celos de Otárola? Ataques a ministros de Boluarte
En un claro ataque contra varios ministros, afirmó: «Yo nunca me llevé bien con Morgan, Arana ni Vílchez, y en ese momento sentí que habían cooptado a la presidenta».
Particularmente agresivo resultó su comentario sobre los actuales funcionarios: «Ella es responsable de nombrar a un ágrafo como ministro de Educación, a un pirañita como Ministro del Interior, y a un fantasma como primer ministro. Que asuma las consecuencias y sustituya el verbo odiar por el de gobernar».
Filtraciones de Palacio
Lo más grave de esta situación podría ser lo revelado por un reportaje de Panorama, que sugiere que Otárola podría estar detrás de filtraciones de información confidencial del teléfono de la presidenta. Según este informe, Boluarte no dominaba la tecnología y un reducido grupo de personas tenía acceso a la contraseña de su iPhone, incluyendo al propio Otárola y a la ex asistente presidencial Patricia Muriano.
El reportaje indica que existen fotografías con anotaciones manuscritas de usuarios y contraseñas del iCloud presidencial que habrían sido manejadas por un contacto identificado como ‘Chapulín 2’, quien operaba con dos números telefónicos y seleccionaba estratégicamente qué información filtrar y a qué medios.
La coincidencia resulta inquietante cuando se considera el testimonio de Yaziré Pinedo, quien reveló que Otárola tenía registrado precisamente un contacto bajo el alias de ‘Chapulín’ en su teléfono. Según Pinedo, Karelim López, una presunta colaboradora de Otárola, le proporcionó el contacto del ex premier durante un episodio de intimidación, lo que vincularía al ex funcionario con tácticas de presión y posibles filtraciones.
De amigo a enemigo
La transformación de Otárola de principal defensor a crítico severo de Boluarte plantea serias interrogantes sobre la lealtad en los círculos de poder y las verdaderas motivaciones detrás de estas declaraciones públicas. El tono amenazante de sus palabras, sumado a las sospechas sobre su posible rol en la filtración de información confidencial, configura un escenario de traición política que podría tener graves consecuencias para la estabilidad institucional.
Puedo agregar ese apartado sobre la responsabilidad de Otárola en las muertes ocurridas durante las protestas de diciembre 2022 y enero 2023. Aquí está el texto solicitado:
Su sombra en la represión: La responsabilidad por los 50 fallecidos
Las declaraciones de Otárola adquieren un cariz particularmente cuestionable cuando se considera su papel durante la represión de las protestas sociales entre diciembre 2022 y enero 2023, período en que se registraron aproximadamente 50 fallecidos. Como ministro de Defensa inicial y posteriormente Premier, Otárola fue figura clave en la gestión de la crisis post-vacancia de Pedro Castillo, autorizando operativos que derivaron en fatales consecuencias para manifestantes principalmente en el sur del país.
Analistas políticos sugieren que sus recientes ataques a Boluarte podrían constituir una estrategia para desligarse de su propia responsabilidad en estos hechos, intentando redirigir la atención pública hacia la presidenta mientras las investigaciones por homicidio calificado avanzan en el Ministerio Público. «Resulta conveniente que ahora se presente como crítico del gobierno cuando compartió todas las decisiones sobre el manejo de las protestas», señala un especialista en derecho constitucional consultado.
El timing de sus declaraciones coincide con recientes citaciones fiscales relacionadas con estos sucesos, lo que alimenta la teoría de que Otárola buscaría posicionarse como un actor distanciado de las decisiones represivas, a pesar de haber sido quien públicamente defendió la actuación de las fuerzas del orden mientras los cuerpos se acumulaban en Puno, Ayacucho y otras regiones del país.