Cierre total de Medifarma dejaría a más de dos mil personas sin trabajo. La Federación de farmacéuticos denuncia abuso del ministro.
Una serie de decisiones adoptadas por el Ministerio de Salud, bajo la dirección del ministro César Vásquez, han encendido las alarmas en el
sector farmacéutico y entre miles de familias peruanas.
La suspensión total de las operaciones de las plantas de Medifarma —una de las principales empresas productoras de medicamentos del país— no solo ha puesto en peligro la estabilidad laboral de más de 2,100 trabajadores, sino que también amenaza con generar un desabastecimiento crítico de productos médicos esenciales, con consecuencias imprevisibles para la salud pública.
La medida fue ejecutada por la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (DIGEMID), en respuesta a una observación sobre un lote específico de suero fisiológico (0.9% lote n.° 2123624). Si bien dicho lote ya fue retirado del mercado en su totalidad, la autoridad sanitaria extendió el cierre a las 54 líneas de producción de las plantas de Lima y Ate, paralizando toda la operación de la empresa sin considerar que otros productos no presentaban ninguna observación.
El Sindicato de Trabajadores de Medifarma ha manifestado su absoluto rechazo a lo que considera una decisión desproporcionada y mal fundamentada por parte de DIGEMID y del Ministerio de Salud.
“No existen pruebas que justifiquen el cierre total de las plantas. Las pruebas realizadas a otros lotes han confirmado que cumplen con los estándares de calidad”, señaló Glenda Abrigo Aguilar, portavoz sindical.
Asimismo, los trabajadores aseguraron que la calidad de los productos fabricados por Medifarma está certificada, y que cada línea de producción opera bajo estrictos controles internos y regulaciones nacionales e internacionales.
El cierre de las plantas tiene un impacto que trasciende lo laboral: pone en riesgo el abastecimiento de medicamentos y productos esenciales para la población peruana, en momentos en que los hospitales y centros de salud dependen de un suministro constante y confiable. Entre los productos que podrían escasear se encuentran sueros, antibióticos, medicamentos genéricos y otros insumos vitales.
La paralización de la producción no solo interrumpe la cadena de suministro, sino que también deja al país más vulnerable ante emergencias sanitarias, enfermedades estacionales y tratamientos regulares que requieren continuidad.
Desde el sindicato, se ha hecho un llamado directo al ministro de Trabajo, Daniel Maurate, para que intervenga y dialogue con el Ministerio de Salud con el objetivo de revertir la medida de cierre, permitir la reapertura inmediata de las plantas y así evitar un mayor perjuicio a los trabajadores y al sistema de salud nacional.
“Estamos a punto de quedarnos en la calle. Nuestros empleos, que son nuestra principal fuente de ingresos, están seriamente comprometidos, y eso afecta de manera directa la estabilidad y el bienestar de nuestras familias”, subrayó Abrigo Aguilar.
Los trabajadores y dirigentes sindicales han dejado en claro que no están en contra de la fiscalización ni de las medidas sanitarias, pero exigen que estas sean proporcionales, técnicas y orientadas a proteger tanto la salud pública como el derecho al trabajo digno. Insisten en que el cierre total fue una medida extrema, que podría haberse evitado focalizando la intervención en el lote afectado sin paralizar toda la
producción.
En momentos en que el país necesita más que nunca de instituciones firmes pero razonables, la decisión del ministro César Vásquez podría pasar a la historia como un grave error con consecuencias sanitarias y sociales incalculables, a menos que se actúe con prontitud para enmendar el rumbo.