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El largo silencio de Soto y Boluarte

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En otro lenguaje
Por: Jaime Asián Domínguez (*)

“El estilo de comunicación más saludable es la comunicación asertiva”, sentenció el orador motivacional estadounidense Jim Rhon. ¿Y qué es la comunicación asertiva? La manifestación directa de ideas y sentimientos preservando el respeto hacia uno mismo y hacia los demás; es decir, todo lo contrario a lo que practican a diario Alejandro Soto, presidente del Congreso, y Dina Boluarte, presidenta de la República.
Solo en el Perú puede permitirse, con la complicidad de una clase política conchabada con las cuchipandas y las mieles del poder, que los titulares de los poderes Legislativo y Ejecutivo, sobre el papel representantes del pueblo, lleven diez meses y dos meses, respectivamente, corriéndose de la prensa -o sea de la asertividad- en el afán culposo de soslayar la pregunta inquisidora (que incluye hasta el encierro de periodistas).
Soto, sí, el apepista que se entrevistó a sí mismo en la campaña, no sabe lo que es retroalimentación o feedback, elementos obligados de la función de un congresista para acercarse a sus votantes, y está en el epílogo de una gestión lamentable desde todo punto de vista, caracterizada por la tendencia enfermiza al despilfarro, amén de un populismo sin precedentes (bonos, AFP, CTS, como si fuese su dinero).
El Parlamento tiene una aprobación ciudadana por los suelos, sin embargo, su Mesa Directiva, ignorando esa ojeriza de la gente, permitió un abusivo aumento de sueldos y suscribió la instalación de inodoros de última generación, para que los “padres de la patria” se sienten a sus anchas, entre otras gollerías. Y comencemos a persignarnos porque es posible que en 2026 tengamos en total 237 diputados y senadores.
Lo real es que, tanto Alejandro Soto como Dina Boluarte, no pueden seguir jugando a las escondidas con los medios de comunicación porque sus cargos son públicos y le deben dar cuenta de su trabajo o explicación de alguna investigación en su contra a quien les paga su sueldo: el país. Escuchar al pueblo, dialogar con él, es una obligación impostergable.
(*) Periodista y consultor de contenidos

“Y comencemos a persignarnos porque es posible que en 2026 tengamos en total 237 diputados y senadores”.