En Otro Lenguaje
Por: Jaime Asián Domínguez
Con ocasión de la pandemia de la Covid-19, que cobró la vida de más de 200,000 personas en el Perú, la crítica era que los gobiernos anteriores nunca se preocuparon por estructurar un sistema de salud acorde con las necesidades, lo que se traducía en la escasez de hospitales, postas, centros de salud y establecimientos de primer nivel de atención con su respectivo equipamiento. Una verdad químicamente pura.
Hoy, luego de la lamentable muerte del congresista Hernando Guerra-García, en Islay (Arequipa), el reclamo casi es el mismo en razón a que “Nano”, tras desvanecerse y desmayarse, fue llevado a un local del distrito de Punta de Bombón, donde no pudo ser auxiliado por falta de un médico de turno. La pregunta a pie juntillas tendría que ser: ¿Qué se está haciendo en favor de la salud de todos los peruanos?
De momento, lo que se ha dicho es que trabajan destrabando proyectos (por siacaso, hay hospitales abandonados a media construcción por la mala gestión de los gobiernos regionales) y atendiendo el embalse de intervenciones quirúrgicas, no obstante, frente a una situación de emergencia como la imperante, se requiere de una decisión política que vaya más allá del paliativo furtivo y tome el sistema sanitario por las astas.
Y los congresistas no puede hacerse de la vista gorda porque son parte del problema toda vez que, en los últimos años, se han dedicado a cualquier cosa menos a legislar para ayudar al Ejecutivo a que, precisamente, el Estado llegué a todos los rincones del país con servicios tan indispensables, como la salud. El ministro César Vásquez dice que el Gobierno es consciente de la precariedad de su sector. Entonces, manos a la obra.
“Se requiere de una decisión política que vaya más allá del paliativo furtivo y tome el sistema sanitario por las astas…”.
