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José de Echave: Cuarto puesto mundial en desigualdad es expresión del modelo económico vigente

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Por Javier Soto

En entrevista con Diario UNO, el ex viceministro de Gestión Ambiental, José de Echave, calificó de “preocupante” el informe sobre la desigualdad global 2022, del World Inequality Lab, que sitúa al Perú como el cuarto país más desigual del mundo, al indicar que “es una expresión del propio modelo económico que ha tenido el Perú, desde hace treinta años”. De Echave confirmó también que dicho indicador internacional extremadamente negativo sobre la desigualdad en el Perú es otro de los motivos por los cuales se entiende la actual protesta social nacional, al recordar las movilizaciones masivas en zonas del país que fueron dejadas de lado por el Estado.

El Informe sobre la desigualdad global 2022, realizado por el World Inequality Lab, coloca al Perú como el cuarto país más desigual del mundo, sólo por encima de Mozambique, República Centroafricana y República Dominicana. ¿Cómo analiza usted esta crítica situación?

Sin duda, es una situación preocupante. Cada vez retrocedemos más, a la vez que somos un país tremendamente desigual, con brechas (socioeconómicas) enormes. No es ninguna novedad. Siempre se ha hablado de los años de crecimiento que hemos tenido, pero también hemos seguido al margen del crecimiento económico. Esta situación es una expresión del propio modelo económico que ha tenido el Perú, desde hace treinta años e, igualmente, es consecuencia de ser uno de los pocos países en el mundo que no ha querido implementar una reforma, como la tributaria, que no solamente sirve para que el Estado peruano tenga mayores ingresos fiscales, sino también para reducir brechas y que seamos una nación menos inequitativa.

En todo caso, este indicador extremadamente negativo refuta contundentemente lo que señalan los economistas conservadores, respecto a que el modelo económico implementado desde la década de los 90’, le ha generado un gran progreso al país. ¿Cuál es la explicación a esta contradicción?

Hay varios estudios e informes que muestran que un país como el Perú puede generar ciertas condiciones básicas para que tenga un cierto crecimiento. Pero, para que nuestro un país como el Perú reduzca brechas de manera significativa y sea menos inequitativo, se necesitarían hacer reformas profundas. Una de esas reformas es, por ejemplo, la reforma tributaria, una reforma tributaria progresiva. Es decir, que paguen impuestos los sectores que más tienen, tanto a nivel de personas, como de empresas. También hay que luchar contra la evasión fiscal. Hay que buscar que la economía sea menos informal.

Precisamente, algo de lo que usted señala se intentó hacer, durante la breve gestión de Pedro Castillo…

Efectivamente. A inicios del gobierno del señor Castillo, cuando estuvo de ministro de Economía, Pedro Francke, se trató de sacar adelante una reforma tributaria. Hubo una campaña millonaria de parte de grupos económicos importantes, como la Sociedad Nacional de Minería y, finalmente, la reforma tributaria, que tenía que pasar por el Congreso, no fue aprobada. Y mientras en el Perú una reforma de ese tipo se detenía y era encarpetada, en otros países latinoamericanos como Colombia, México, Chile y, antes, Ecuador, si se han implementado reformas tributarias. Además, tenemos una economía que es muy vulnerable y que crece con sectores que no generan muchos puestos de trabajo, y la minería. Entonces, hay que repensar el país y su economía. Y hasta organismos internacionales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, están planteando que los países implementen políticas que enfrenten esta situación de inequidad total y absoluta.

En todo caso, las cifras del informe del World Inequality Lab, respaldarían a las voces críticas del modelo económico, sobre todo cuando se señala también que el 28 % de la riqueza nacional termina en el 1 % de los peruanos.

Sin duda. Es verdad que este modelo económico ha tenido crecimiento y permitido que la economía peruana crezca. Pero lo que ha pasado en los últimos treinta años es que la economía peruana ha crecido cuando los precios de las materias primas estaban altos, y ha decrecido y mostrado menor dinamismo, cuando esos mismos precios entraban en una tendencia decreciente. Entonces, no es muy exacto y serio afirmar que la economía peruana creció como consecuencia de la Constitución de 1993. Se acabó el súper ciclo de las materias primas y la economía peruana comenzó a tener menores ritmos de crecimiento. Y en los últimos años, después de la pandemia, si bien los precios de los minerales nuevamente han crecido de manera significativa, lo que pasa es que ahora tenemos el escenario post pandemia, con las secuelas de la pandemia del Covid-19, que golpeó fuertemente la economía peruana. Además de un escenario internacional complicado.

Por último, y aterrizando con la coyuntura de lo que está sucediendo en estos momentos, ¿considera usted que este indicador internacional sobre la desigualdad en el Perú es otro de los motivos por los cuales se entiende la actual protesta social nacional?

Por supuesto. Porque, además, estamos hablando de movilizaciones masivas en zonas del país que fueron dejadas de lado por este supuesto crecimiento. Algunos hasta lo llamaron “milagro económico peruano”, ¿no? Bueno, está claro que dicho milagro económico peruano no llegó a sectores importantes de la población peruana. El sur andino es un buen ejemplo de eso, pero también es la Amazonía. Un componente de este modelo económico es que profundiza brechas, en lugar de cerrarlas.

¿Por qué cree que los defensores de modelo económico no son sinceros con los indicadores positivos que publican sobre nuestro país?

Porque (por ejemplo, entre otras cosas,) se afirma que los niveles de pobreza disminuyeron, y no fue así.  No creo que lo que hemos tenido en los últimos treinta años haya permitido una bonanza y un crecimiento que beneficiase a la gran mayoría de peruanos. Lo que estamos viendo en estos días como un gran estallido social tiene varios componentes, y uno ellos son, precisamente, la clara evidencia de un sistema o modelo económico que no benefició a sectores importantes de la población peruana.