Panorama electoral
Por: Marco Cáceres

Los comicios del 2026 tendrán una magnitud y complejidad diferentes. No sólo elegiremos a un presidente y dos vicepresidentes, sino también a 60 senadores, 130 diputados y representantes ante el Parlamento Andino. Esta transformación se deriva de las reformas recientemente aprobadas por el Congreso de la República del Perú que instauraron la bicameralidad en el país para dar mayor equilibrio legislativo.
El retorno de la bicameralidad significa que la estructura política cambia. La cámara alta (senadores) y la cámara baja (diputados) tendrán roles diferenciados, lo que exige que los partidos articulen estrategias distintas para cada espacio. Elegir 60 senadores implica que los partidos deben pensar en perfiles con mayor experiencia, alcance nacional. Los 130 diputados, en cambio, requieren candidaturas locales más arraigadas. Y la representación ante el Parlamento Andino añade la dimensión supranacional.
Este nuevo diseño también fuerza una mayor especialización interna en los partidos: quiénes encabezarán la plancha presidencial, quiénes integrarán las listas senatoriales, cómo se articularán las listas parlamentarias y la alianza con los representantes andinos. No basta con “traer el uno fuerte para presidente”: es necesario reconstruir todo el andamiaje político.
Las reformas legislativas —y el nuevo calendario establecido— muestran que el Estado ha decidido acelerar la transición hacia un sistema político más complejo y más competitivo. Pero también implican retos. Los partidos deberán movilizar recursos humanos, logísticos y comunicacionales de mayor escala.
La ciudadanía, por su parte, juega en este proceso un rol fundamental, el más importante de todos: elegir bien para no repetir los errores del pasado y presente, si queremos cambiar el rumbo del futuro.



